Cada día crece en nuestro país el interés en transformar la manera en que se diseña y se construye a partir de la utilización responsable de los recursos naturales, el manejo adecuado de los desechos sólidos y la optimización del agua y la energía. La feria Green Building Expo surgió aprovechando este interés y tomando en cuenta que algunas de las tecnologías para la construcción consideradas verdes ya están disponibles. En el encuentro se presentaron interesantes conferencias; entre las participaciones más esperadas se encontraron las de los arquitectos Ken Yeang, considerado padre del ecodiseño, y Bruno Stagno, fundador del Instituto de Arquitectura Tropical, quienes concedieron entrevistas exclusivas para Arquitexto.
No es una noticia nueva: la construcción es uno de los sectores que tiene mayor impacto sobre el medioambiente. La conciencia de este hecho ha llevado a las empresas de arquitectura y diseño a plantear soluciones desde la concepción misma del proyecto. Algunos países cuentan con sistemas de certificación oficiales en pro de una construcción más sostenible y que tenga menor impacto sobre el medioambiente, es el caso de los Estados Unidos con el Leadership in Energy and Environmental Design (LEED) y de Gran Bretaña con el Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology (BREEAM).
Estos sistemas han calado positivamente en el mercado mundial y la República Dominicana no es la excepción. Aprovechando este interés surgió la feria Green Building Expo, en la que diversas casas exhibieron sus productos y servicios para la construcción basados en tecnologías verdes. Al mismo tiempo, el encuentro constituyó una plataforma para que numerosos profesionales locales e internacionales debatieran sobre aspectos fundamentales de la construcción sostenible, tales como: los sistemas de clasificación, la iluminación, el diseño urbano y el paisajismo sostenible, el ahorro de agua en las edificaciones, el control solar, las energías renovables, la eficiencia energética, la automatización y los procesos BIM (Building Information Modeling).
Entre las participaciones internacionales más destacadas estuvo la de Bruno Stagno, autor de la normativa Reset (Requisitos para Edificios Sostenibles en el Trópico). En su conferencia magistral destacó la vocación humanista que debe tener el arquitecto para ser responsable hacia su entorno y ceñirse al uso de herramientas nobles y pasivas acordes con el contexto y las características del clima. También se destacó la participación del arquitecto mexicano Luis Lozoya, considerado actualmente uno de los arquitectos más importantes del mundo de la iluminación sostenible, destacado por sus trabajos para el Bonfire Memorial de Dallas y para el Ágora Mall de la República Dominicana (ver entrevista en Arquitexto 88).
Sin duda, el conferencista más esperado fue el arquitecto malasio Ken Yeang, quien visitó por primera vez la República Dominicana y fue el invitado especial del encuentro. Considerado el padre del ecodiseño, Ken Yeang enfatizó en el estudio de las estructuras funcionales del cuerpo humano, de las plantas y otros seres vivos como fuente de inspiración para crear una arquitectura ecológica que tenga efectos positivos y se reconecte con los sistemas naturales existentes. La respuesta del público al Green Building Expo ha llevado a sus organizadores a comenzar la planificación del próximo encuentro.
Entrevista a Ken Yeang
Alex Martínez Suárez: ¿Cuándo empezó a mezclar la biología, la ecología y la arquitectura?
Ken Yeang: He estado haciendo esto durante unos cuarenta años. En 1971, cuando acababa de terminar mis estudios en Londres, por pura casualidad un amigo me dijo que acababa de recibir una beca para hacer una investigación sobre casas autónomas y me pidió que trabajara con él. Varios meses después, a pesar de que me interesaba el tema, me di cuenta de que ese era un trabajo más de ingeniería que de arquitectura, y decidí realizar un doctorado en temas medioambientales y de diseño ecológico. Trabajando en mi doctorado estudié ecología, en aquel entonces se llamaba “biología medioambiental”, y eso me permitió ingresar en la Sociedad Ecológica Británica. En ese momento el diseño ecológico apenas estaba comenzando y era muy difícil hacer que la gente se interesara en el diseño verde. No lo entendían. Ahora hablas del tema y todos comprenden. Lo más difícil era encontrar el apoyo de la ingeniería, así que tuve que hacer mucho de eso yo mismo, y eso fue difícil.
AMS: Cuando llegó al Reino Unido y venía de Malasia, ¿estaba muy arraigado? ¿Sus comienzos tienen que ver con las obras vernáculas y populares de su región?
KY: Siempre se empieza por lo vernáculo. Lo que trato de hacer es estudiar lo vernáculo y tratar de reinterpretarlo de una manera contemporánea, hacer arquitectura con una identidad local. Si tienes una ubicación diferente, tienes una respuesta diferente. Algunas estrategias son apropiadas, otras no, siempre trato de aportar algo a la estética del lugar. También tiene que ver con la abstracción. Mirar la arquitectura vernácula y abstraer las formas y reproducirlas, así puedes tener un recuerdo que te conecta con el lugar. Otra aproximación sería la reinterpretación, y otra más puede ser la del espíritu del lugar. A veces miramos la forma en que la gente se conecta con la arquitectura vernácula y tratamos de recrear las sensaciones, los sentimientos de la gente de ese lugar.
AMS: ¿Se considera cincuenta por ciento ecologista y cincuenta por ciento arquitecto?
Ken Yeang: No soy un ecologista practicante, así que veo la ecología como una manera de expresar la arquitectura; la ecología impulsa la arquitectura.
AMS: ¿Cómo describiría brevemente el concepto de diseño verde?
KY: El diseño verde es la biointegración de todo lo que construimos y hacemos con el ambiente natural de una forma respetuosa y sin problemas.
AMS: ¿Qué es la eco-imitación?
KY: La industrialización nos hizo cada vez más dependientes de la energía proveniente de combustibles fósiles. Hoy día los seres humanos podemos cambiar el paisaje, los océanos, el clima… pero, antes de la revolución industrial, ¿cómo era el medioambiente? Las cosas que hacemos contra de la naturaleza son excesivas hasta el punto de ser irreversibles. No pensamos en las consecuencias, somos negligentes en cuanto al trato con la naturaleza. Deberíamos ir en sentido contrario, tratar de imitarla. Y así fue en las primeras etapas de mi trabajo. Sin embargo, la naturaleza es muy compleja, hay muchas cosas que no podemos imitar. Podemos hacer un robot, pero no podemos imitar perfectamente el cuerpo humano. La eco-imitación trata sobre la imitación de las propiedades del sistema ecológico.
AMS: ¿Cuál es su posición en cuanto a utilizar tecnología en proyectos de diseño sostenible?
KY: El asunto es que la usemos hasta cierto punto. Si miramos la forma en que vivíamos hace diez o quince años, en el campo donde solo necesitabas calefacción en el invierno y la electricidad en la noche, realmente no necesitabas tecnología. Sin embargo, hoy día la tecnología es parte de la existencia. El problema está en que las soluciones de alta tecnología utilizan mucha energía, y debemos cerciorarnos de que la tecnología que utilicemos sea lo más eficiente posible y que contribuya a detener las emisiones de carbono.
AMS: ¿Qué sabía de la República Dominicana, tenía alguna idea de lo que podía encontrar aquí?
KY: Primero que nada, ustedes tienen tanta historia, de los españoles y los franceses… me interesa muchísimo esa herencia. Por otro lado, ¡la comida es excelente! Comí yuca, chicharrón y también arroz con pollo con aguacate. ¡Este es el paraíso! Una de las mejores comidas que he tenido en mi vida.
Entrevista a Bruno Stagno
Alex Martínez Suárez: De los Andes a Centroamérica, a Europa y al mundo, ¿cómo han influido en su práctica todos estos recorridos?
Bruno Stagno: Todas esas experiencias formaron parte de una etapa de búsqueda, de aproximadamente diez años, para definir un enfoque. Todos los viajes y las lecturas fueron escogidos y planificados para enriquecer la orientación hacia la tropicalidad. Cuando llegué a Costa Rica pasé un tiempo aislado, de meditación, prácticamente sin diseñar, hasta que en algún momento las cosas se empezaron a aclarar. Como que de un camino pasas a una autopista de varios carriles, siempre en una misma dirección y enriqueciéndote. Parte importante de mi vida ha sido eso. Al darme cuenta de que mi camino iba hacia la arquitectura bioclimática, me di cuenta de que esta no puede darse dentro de una ciudad que sea hostil, entonces también hay que pensar la ciudad. De ahí surge un libro que es Ciudades tropicales sostenibles. De repente el edificio no puede estar solo, entonces el paisajismo se convierte en un complemento que no es una estética, sino que ayuda al edificio en su desempeño.
AMS: Nos interesa mucho ese momento de la génesis de su inquietud acerca del trópico. ¿En que contexto se publica Arquitectura para una latitud?
BS: Hacia finales de los años noventa había algunos edificios que ya estaban orientados y respondían al enfoque que yo había adoptado; posteriormente deciden publicar ese libro en México (1997). Dos años más tarde aparece el libro An Architect in the Tropics, gracias a la iniciativa de Ken Yeang, quien tuvo a cargo la coordinación y escribió el prólogo. En realidad, las ideas son las de Arquitectura para una latitud pero en inglés y con más obras.
AMS: ¿Y es aquí donde empieza la internacionalización de su trabajo y el IAT?
BS: Sí. Me invitaron a dar una conferencia en la Escuela de Bellas Artes de París, donde estudié, y la titulé “Arquitectura para una latitud”. Ahí es que Costa Rica salta a la franja tropical y me doy cuenta de que el desafío es gigantesco, concebir la arquitectura para un mundo que va mucho más allá del territorio costarricense y sus vecinos. Entonces el Instituto de Arquitectura Tropical empieza a internacionalizarse y a establecer contactos. La página del instituto es visitada desde más de noventa países.
AMS: ¿Cómo ve el fenómeno de la globalización de la arquitectura y la pérdida de las culturas locales?
BS: En los últimos años, hay una imagen arquitectónica que es la válida para ser publicada. El que no va por ahí es descartado o lo ponen en una sección de casos raros. Esas arquitecturas no son necesariamente malas. Son interesantes. Por ejemplo, tiene mucho valor la arquitectura que se hizo y se sigue haciendo en España. Este boom español llegó hasta el sur de América, a Chile. Ves la arquitectura chilena y la española y no sabes cuál es cuál. Europa y Estados Unidos dominan la internacionalización de la imagen, porque manejan las editoriales. Y, claro, los que hacemos algo más independiente nos encontramos con que hay una recepción limitada para la divulgación.
AMS: ¿En qué consiste la idea de “más diseño y menos tecnología”?
BS: Todos los arquitectos sabemos cómo resolver los problemas que se presentan al diseñar un edificio y sabemos cómo hacerlo confortable y habitable. Nos queda el complemento tecnológico para cuando no podemos lograr el estándar que estamos buscando. Pero, ¿estamos seguros de que hemos agotado todas las posibilidades del diseño? ¿Estamos seguros de que investigamos todo lo que podíamos? Si la respuesta es sí, echemos mano a una tecnología adaptada, pero no partamos declarándonos incapaces sobre cosas que, como arquitectos, con el lápiz podemos resolver.
AMS: ¿Considera que las certificaciones y los productos certificados son un negocio más, y que no son verdadera protección y conservación ambiental?
BS: Hay de todo. Hay algunas normas que son muy profesionales y tienen un gran contenido ético. Pero hay otras normas hechas para hacer fluir ciertos materiales y hacer florecer ciertas industrias. Eso le quita validez a la norma, pero hay que reconocer que es muy atractiva. Para muchas corporaciones, el hecho de poseer una certificación les resulta útil en su mercadeo.
AMS: Finalmente, ¿cómo definiría el urbanismo tropical y la arquitectura tropical?
BS: Se puede decir que hay urbanismo y arquitectura hechos en el trópico cuando no se haya perdido ni la sensualidad ni el gusto por la vida. Es decir, tenemos que seguir disfrutando la sensualidad de la brisa, de la amistad y el calor de la gente a través de espacios que generen calidad de vida y que estimulen los sentimientos positivos. Eso lo puede hacer el arquitecto.
Concurso estudiantil
Dentro del marco del Green Building Expo, también se realizó una actividad especial para los estudiantes de arquitectura a nivel nacional. La tarea asignada consistió en diseñar una torre sostenible de uso mixto, que estuviese ubicada en el centro de Santo Domingo y utilizara la mayor cantidad posible de herramientas para garantizar la sostenibilidad de la propuesta. De las más de quince propuestas recibidas, resultaron ganadoras las siguientes:
– Primer lugar: Algadaptiva (Donatello Bruno)
– Segundo lugar: Kinetic Skylight (Sebastián Naranjo, Julián Sánchez)
– Tercer lugar: Urbanology (Luis Rijo Cedeño)
– Menciones de honor: Eca-Oba (Miguel Ángel Pérez, Julio César Medina), Torre Empresarial-Residencial y Comercial (Laura Basilis, Andrés E. Vargas)
Dr. Ken Yeang (Malasia, 1948). Especialista en arquitectura sostenible con más de treinta años de experiencia y considerado a nivel mundial el padre del ecodiseño. Egresado de la AA School de Londres con estudios de posgrado y doctorado en la Universidad de Cambridge. Su firma, T.R. Hamzah & Yeang, cuenta con más de doscientas obras en todo el mundo, la mayoría se destaca por el desarrollo y la aplicación de su concepto de rascacielos ecológico. Ha ganado numerosos premios, entre los cuales se destacan el Aga Khan Award of Architecture y el Prince Claus Award.
Arq. Bruno Stagno (Costa Rica, 1943). Arquitecto chileno egresado de la Escuela de Bellas Artes de París con práctica en Costa Rica, considerado uno de los precursores de la arquitectura bioclimática de los países tropicales. Fundador del Instituto de Arquitectura Tropical (IAT), que se dedica a la investigación y promoción de la arquitectura tropical sostenible, y autor de la normativa Reset (Requisitos para Edificios Sostenibles en el Trópico) aplicada en Costa Rica. Entre los reconocimientos recibidos por su obra se encuentra el Prince Claus Award y el Premio de la VIII Bienal Internacional de Arquitectura de Santo Domingo.
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