Durante cada entrega de Caribbean Linked, una de las residencias artísticas más importantes de la región, Aruba se convierte en el verdadero epicentro artístico del Caribe, brindando un espacio único para celebrar la cultura y el arte contemporáneo caribeño. La quinta edición del evento abordó el tema del arte urbano y del espacio público en Calle Grande, una de las principales arterias de Oranjestad, la capital.
Caribbean Linked es una de las residencias artísticas más relevantes de nuestra región y se desarrolla en Ateliers’89, Oranjestad, uno de los principales activadores culturales de Aruba. Este particular lugar es reconocido por sus talleres y programas de residencias internacionales, y está dirigido por Elvis López Croes, quien organiza esta importante iniciativa junto con Annalee Davis (Fresh Milk, Barbados) y Holly Bynoe (ARC Magazine).
La edición de este año (20180 reunió un grupo de destacados jóvenes artistas de Bahamas, Trinidad, Puerto Rico, Aruba, México, Martinica, Curazao, Venezuela y República Dominicana. Los mismos contaban con el acompañamiento de tres curadores provenientes de Costa Rica-Perú, Puerto Rico y República Dominicana.
Uno de los espacios de intercambio más interesantes es el Black Box, una plataforma donde los participantes presentan sus trabajos e interactúan con el público externo, dinamizando el debate de los temas tratados.
El reto y el enfoque particular de esta edición era desarrollar un proyecto artístico de arte urbano que abordara la problemática de una de las principales arterias de Oranjestad, la calle Bertico Croes o Calle Grande. Por otro lado, la construcción de un controvertido y costoso tranvía ha agravado la condición decadente del área, a pesar de estar concebido como un atractivo turístico.
Durante las tres semanas del programa, los nueve artistas residentes abordaron temas locales, produciéndose interesantes convergencias entre los trabajos, ya que muchos de ellos ya trabajaban temas similares al caso de Aruba como el turismo, la migración, la multiculturalidad, la preconcepción global de la vida en la región y la identidad, entre otros temas contemporáneos que comparte el archipiélago caribeño.
El acompañamiento curatorial también abordó aspectos relacionados con la escala, la circulación y el diálogo del transeúnte con la pieza o instalación.
Quedé altamente impresionado con el entusiasmo colectivo y colaborativo con el que los nueve artistas asumieron el reto propuesto, concluyendo con obras de naturalezas y medios diversos con un alto grado de creatividad, compromiso, responsabilidad y compañerismo. Con gran alegría y satisfacción, disfruté a distancia del resultado final de cada uno de ellos: Raily Stiven Yance (Venezuela, 1989) con sus prototipos rudimentarios de segways (transportadores motorizados); Averia Wright (Bahamas, 1897) con sus tejidos y textiles vinculados al turismo; Velvet Zoe Ramos (Aruba, 1988) con su proyecto de las sombras que aborda a la par el tema del consumismo en la Calle Grande; Adam Patterson (Barbados, 1994) con el performance de un nuevo «personaje folclórico» que emanó del áloe; Gwladys Gambie (Martinica, 1988) con una instalación de una sensual figura tridimensional como canvas de una proyección de dibujos exquisitos; Sharelly Enmanuelson (Curazao, 1986) con un audiovisual que expone los guías turísticos como “historiadores” de la ciudad; Franz Caba (República Dominicana, 1991) y sus turistas derretidos; Kriston Chen (Trinidad, 1982) y los pósteres de la iniciativa abierta Toothprints; y por último, Irving Aguilar (México, 1992) con su reflexión sobre el tiempo, la memoria y la transformación de la Calle Grande.
Malu ta bèk Aruba! (¡Me verás volver, Aruba!)