La exploración formal y tecnológica realizada en el diseño y construcción del edifico Corporativo 2010 representa una mirada de vanguardia a la arquitectura dominicana contemporánea.
Su estética innovadora lo ha convertido en un hito dentro del perfil urbano de Santo Domingo, ciudad que continúa su ritmo acelerado de crecimiento y verticalidad.
Como en todo proceso creativo, en arquitectura se manejan conceptos referenciados a experiencias ajenas y propias. Al aplicarlas y convertirlas en propuestas de diseño, muchas veces no son entendidas o son malinterpretadas. Para defender una buena idea hace falta coraje y determinación, es más, creer en ella es determinante. Este es el caso del edificio Corporativo 2010. Una idea sin dudas innovadora, osada y, por qué no, arriesgada. “Uno de los aspectos más interesantes del desarrollo de este proyecto fue la relación de los clientes con la arquitectura. La propietaria del proyecto es la Promotora TVP, constituida por un fondo de diez o doce inversionistas; algunos entendieron el concepto y lo apoyaron, pero otros, incluyendo los principales, se mostraron escépticos y hubo que convencerlos, eso resultó un proceso interesantísimo”, explica Alejandro Marranzini, coautor de la obra.
Emplazado en un solar de esquina de 80 m x 20 m, este maravilloso edificio viene a consolidar la esquina formada por la avenida Abraham Lincoln y la calle Gustavo Mejía Ricart, asentándose como un referente arquitectónico y urbano de incuestionable importancia. La solución arquitectónica de la torre –que cuenta con 15 niveles de planta libre para oficinas o comercios y 6 niveles soterrados para estacionamiento– representó un verdadero reto para los proyectistas debido a la estrechez del solar y las regulaciones urbanas de la zona.
En el aspecto formal, el edificio Corporativo 2010 sobresale por su tratamiento estético inspirado en la era digital. Como si estuviera en el interior de una computadora, la envolvente está formada por un tejido de piezas inclinadas que en zigzag se levantan frente a un muro cortina de cristal oscuro. El contraste con el color blanco de la envolvente hace que casi desaparezca de la vista, esto suaviza con gracia y elegancia el impacto visual y hace más ligera la intrincada trama. Sin dudas, se trata de una ingeniosa alegoría a la realidad virtual, una imagen icónica de una arquitectura contemporánea de proyección futurista.
Corporativo 2010
- Diseño: José Horacio Marranzinni y Alejandro Marranzinni