Morisoñando

Morisoñando es el sueño que Inés Páez Nin, la Chef Tita, acariciaba desde hace mucho tiempo. Catalogada como embajadora de la nueva cocina dominicana ante el mundo, la Chef Tita enfoca su línea de cocina al rescate del patrimonio gastronómico dominicano y las recetas ancestrales.

De ahí su deseo de tener un restaurante en el que pudiese representar su versión de la gastronomía dominicana, en la que predominan los platos típicos y los productos del país, a los que aplica su técnica personal. Para la arquitecta e interiorista Vera Lucía Montes de Oca, ese fue precisamente el punto de partida del proyecto, “una presentación de quién es Tita y lo que buscaba reflejar con este nuevo espacio. De aquí partí a desglosar todo lo que hace y con qué materiales e ingredientes trabaja. Es un restaurante enfocado ciento por ciento en la dominicanidad, pero con un giro moderno”, expresa la diseñadora.

El diseño arquitectónico tuvo en cuenta diversos aspectos. En términos espaciales, el programa de áreas del restaurante consta de una amplia terraza, el comedor principal con una barra de gran tamaño, varios salones privados, la cocina y las áreas de apoyo y servicio.

La terraza está compuesta por una estructura de tubos metálicos con una cubierta de palos, muy típica de las playas, que está protegida por una sobrecubierta de paneles de vidrio. El color azul de los azulejos utilizados para el revestimiento de las paredes proporciona un ambiente fresco y hace referencia al mar. Un conjunto de jardineras perimetrales y un huerto rodean el exterior de la terraza y es donde se cultivan algunas de las hierbas aromáticas y especias utilizadas en la cocina del restaurante. El resto de la vegetación está compuesto por pajones y palmas que acentúan el ambiente tropical.

En la entrada del restaurante se utilizaron ladrillos envejecidos, en referencia a las edificaciones coloniales. El comedor principal es un espacio abierto rodeado por muros revestidos de piedra coralina con arcos rebajados y acentuados por ladrillos en su interior. La selección de materiales nobles (de corte limpio) y la paleta de colores neutrales están inspiradas en los aceites de la cocina de Tita. El énfasis en que los materiales de terminación fueran mayormente de procedencia local obedece al concepto inicial de lograr no solo un restaurante de cocina dominicana, sino también un espacio construido con materiales y mano de obra del país. Madera, mimbre, yute, coralina, ladrillos, mosaicos de cemento, porcelana, fibras naturales tejidas por artesanos, todos los materiales utilizados tanto en los elementos arquitectónicos como en la decoración tienen de alguna manera el sello local.

Por su parte, la cocina se desarrolló bajo el concepto de “cocina abierta”, pues Tita quería formar parte de la experiencia de todos los comensales. Tanto las divisiones de aluminio y cristal como las instalaciones eléctricas, sanitarias y del aire acondicionado se manejaron con una estética industrial. La mesa de trabajo de la chef se ubicó en un punto central del restaurante para favorecer la vista de todas las áreas y que al mismo tiempo los comensales pudieran disfrutar el trabajo de experimentación que se lleva a cabo en la cocina. “La idea de esta cocina abierta y la mesa del chef en un lugar visible es hacer que el cliente disfrute tanto del proceso creativo como de los platos”, afirma la arquitecta.

En el área de baños, Vera Lucía no se limitó, al hacer un derroche (a su juicio moderado) de los elementos que la caracterizan: un espacio ligeramente pequeño por las limitaciones del local en el que se utilizan materiales, texturas, equipamiento y complementos del mismo estilo que define el restaurante. El techo de los salones privados está forrado con pampas o plumas de caña (se utilizaron más de 50,000 unidades) para lograr una atmósfera distinta. Este elemento natural contrasta con la cerámica gris niquelada y los espejos añejados utilizados en las paredes.

Considerando en conjunto todos los elementos descritos, podríamos decir que Morisoñando es un espacio donde se conjuga lo contemporáneo y lo rústico. La conjugación de materiales crudos, con texturas diversas y colores neutrales, y las formas arquitectónicas simples consiguen el gran atractivo de este restaurante con una personalidad que responde a la de su chef principal y su menú y que, sobre todo, refleja la dominicanidad.

  • Planta arquitectónica, detalle de sección interior y elevación frontal
Restaurante Morisoñando (2022)
  • Ubicación: Ruta 66, aeropuerto de las Américas
  • Propietario: Chef Tita, Adriano Uribe
  • Área total de construcción: 729 m2
  • Diseño arquitectónico y de interiores: Arq. Vera Lucía Montes de Oca, Vralucía
  • Consultor estructural y eléctrico: Constructora Aybar
  • Diseño de iluminación y decoración: Vralucía
  • Diseño acústico: RH Solutions
  • Diseño paisajístico: Massiel Mejía
  • Diseño gráfico: Angurria
  • Contratista general: Constructora Aybar
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