Con el paso del tiempo y el desarrollo de las ciudades, muchas edificaciones que gozaron de gran utilidad en el pasado, hoy en día –debido a la falta de uso y a la mala situación económica de sus propietarios– caen en el olvido y el abandono, y terminan vandalizadas o demolidas. Edificios emblemáticos de nuestra historia cultural, como el Teatro Aurora de San Pedro de Macorís, el Hotel Mercedes de Santiago o el Teatro Agua y Luz de la Feria de la Paz, el edificio Diez de la calle El Conde y la antigua casa del Instituto Domínico-Americano en Gazcue, en Santo Domingo, son algunos casos de inmuebles que se encuentran en esta situación, afean el panorama de la ciudad y causan problemas de salubridad e inseguridad ciudadana. ¿Con qué instrumentos legales cuenta la municipalidad para resolver esta situación? ¿Qué incentivos brinda el Estado para la inversión en este tipo de proyectos? ¿Qué conceptos deberían desarrollarse en una campaña de concienciación destinada a los propietarios y habitantes de estos inmuebles para que entiendan la importancia de recuperarlos? En estos tiempos de crisis, la idea de reciclar edificios abandonados para nuevos usos es tan interesante como práctica. Por supuesto, hay aspectos fundamentales que resolver: cuestiones legales, de seguridad, de regulación (ya que muchos edificios son parte de la riqueza patrimonial). Las fotos que se muestran fueron parte de la exposición fotográfica Polvo en el Viento, presentada por los artistas visuales Mariajosé García y Tulio Martíde, que plantean de forma excelente esta reflexión.
Opiniones
Estas imágenes reflexionan sobre el estado de abandono y deterioro en el cual se encuentran los “valores”. Sin importar la clase social o situación económica, el lugar en el que se viva o la educación de la que se haga o no gala, no se sabe por dónde empezar a arreglar este deterioro que nos supera. Somos una sociedad que vive en esas construcciones en ruina, abandonadas… pero es la sociedad la que está en ruinas, abandonada, viendo pasar el tiempo con indiferencia. Poco a poco nos estamos convirtiendo en “polvo en el viento”. (Mariajosé García y Tulio Martí, artistas visuales)
El abandono se debe a las complicaciones que surgen con el paso del tiempo: se produce una negligencia gerencial del patrimonio, lo que provoca el deterioro estructural y que haya personas que invadan y ocupen el inmueble. Además, el mayor número de herederos y su desinterés debido a la complejidad de lograr un acuerdo colectivo es otro aspecto negativo. A pesar de los obstáculos, los exhorto a no perder la ilusión de restaurar una de estas edificaciones patrimoniales. Tomará tiempo, pero es posible revivir su espíritu y devolverle su esplendor, motivados por su significado histórico y el orgullo nacional o familiar que representa. Este proceso requiere de mucha perseverancia, paciencia, dedicación y amor para que el restaurador o el promotor logren su visión. (Miguel Ángel González, presidente de Colonial Developments, promotor del edificio Diez)