Thom Mayne, el afamado premio Pritzker 2005, y Jean-Philippe Vassal, importante arquitecto de origen marroquí formado en Níger (África), fueron los invitados de la edición 2013 de Arkiforum, la más importante conferencia de arquitectura que se realiza en la República Dominicana. Ambos invitados conversaron con el equipo de Arquitexto sobre su forma de ver, trabajar y entender la arquitectura. El evento fue organizado por Match Talent, empresa especializada en programas de educación continua para el sector de la construcción.
A dos años de su primera edición, Arkiforum se ha posicionado como el evento internacional de arquitectura más importante realizado en Santo Domingo. El equipo editorial de Arquitexto tuvo la oportunidad de conversar con los prestigiosos arquitectos invitados sobre los temas que presentaron.
Thom Mayne, ganador del premio Pritzker en el 2005, resalta el carácter tecnológico y artístico que caracteriza sus obras. El compromiso establecido consigo mismo desde sus inicios fue el de estar siempre a la vanguardia del proyecto arquitectónico, nunca del lado convencional.Treinta años después continúa explorando nuevas formas de hacer edificios útiles y fascinantes. Por su parte, Jean-Philippe Vassal destaca en su práctica el factor económico como tema central para pensar el planeamiento urbano y la arquitectura sostenible. Cada uno ha realizado importantes aportes en la metodología y la conceptualización del diseño arquitectónico contemporáneo. Con posturas diferentes en cuanto al uso de la tecnología, ambos han realizado una práctica coherente a través del tiempo donde prima la ética profesional y el interés en los aspectos sociales, políticos y culturales en torno a la arquitectura.
ENTREVISTA JEAN-PHILLIPE VASSAL
Alex Martínez Suárez – ¿Qué influencias tuvo en su trabajo el haber empezado su experiencia laboral en África?
Jean-Phillipe Vassal – Luego de terminar mis estudios en Burdeos, nos fuimos a trabajar a África y fue una experiencia trascendental. Aprendí mucho allí porque realmente la gente no tiene nada, inventan y producen todo con su ingenio y con lo que tienen a mano. Esa vivencia fue tan fuerte que nunca la pudimos olvidar, y marcó de forma determinante la manera de visualizar nuestros proyectos.
NUESTRAS INFLUENCIAS ESTÁN MUY MARCADAS POR AQUELLA EXPERIENCIA, PERO TAMBIÉN POR LA IDEA DE LA MODER-NIDAD, LA VIVIENDA Y, SOBRE TODO, POR EL BAJO COSTO DE LAS EDIFICACIONES.
AMS – Es impresionante la coherencia de su práctica, ustedes siguen la misma línea prácticamente desde hace veinte años, ¿cómo lo han logrado?
JPV – Al regresar de África, nuestro primer trabajo fue una casa muy modesta para gente que no sabía qué era un arquitecto. Nuestro trabajo se dio a conocer por esta casa, por lo que siempre hemos tratado de analizar el sentido de ese primer proyecto, convirtiendo este ejercicio casi en una receta: el concepto se puede multiplicar y adaptar en distintas escalas, mejorándolo cada vez más.
AMS – ¿Se puede decir que la noción de economía y creatividad de sus proyectos es el pilar fundamental que destaca su trabajo?
JPV – Sí, pero también influye mucho la manera en que nos aproximamos al programa del proyecto. Cuando tenemos el programa, tratamos de ver la economía del proyecto de una forma negativa, intentando minimizar los espacios, siempre muy conscientes del presupuesto, sin apasionamientos, con limitaciones creadas por nosotros mismos para llevar la creatividad al máximo. Son muy importantes las condiciones existentes, siempre partimos de lo que está al alcance, tratando de hacer el mejor uso de los recursos.
AMS – Con el tema de la actual crisis mundial, vemos que su discurso es más contemporáneo que nunca y parece haber influido a las nuevas generaciones, ¿qué opina al respecto?
JPV – Este tipo de práctica ahora es más visible. Desde hace un tiempo, arquitectos de todas partes trabajan la arquitectura de una forma muy modesta y bien adaptada en este sentido. Pienso que este tipo de práctica debería hacerse cada vez más visible, porque muchos de estos proyectos han demostrado ser muy eficientes y exitosos.
AMS – ¿Cómo describe el proceso de hacer arquitectura en su estudio?
JPV – Primero nos tomamos nuestro tiempo para escuchar, cuestionar y leer la voluntad del cliente, descifrar lo que quiere. Anne y yo discutimos mucho, dándoles especial participación a todos los arquitectos que trabajan en nuestro taller. Somos un equipo de casi veinte personas y le damos mucha importancia no solo a la calidad de nuestro trabajo, sino también a nuestra relación laboral, la calidad humana y el ambiente en el que laboramos.
Nunca trabajamos para satisfacer el gusto de uno como arquitecto, sino para dar un servicio profesional; solo sabremos hacerlo bien si escuchamos muy atentos a los clientes. Es importante entender las situaciones y condiciones dadas y, sobretodo, adaptarnos en lo económico.
AMS – ¿Cual de sus proyectos construidos ha sido el reto mayor?
JPV – Quizá el Palais de Tokio… o la transformación de la torre de vivienda en París. En este último, transformamos una torre de 16 niveles por dentro y por fuera, con todos los vecinos viviendo. Fue un trabajo de mucha precisión, con una logística muy compleja; la gente no quería polvo ni ruido, los trabajos debían hacerse en el menor tiempo posible. Creo que todos los proyectos tienen algo interesante, aún no nos ha tocado uno que no lo sea, siempre es un reto aproximarlos.
CAO – ¿Qué elementos considera claves para que el arquitecto de hoy retome la responsabilidad social de su trabajo?
JPV – El arquitecto de hoy debe ser apasionado, sensible, modesto, preciso y, al mismo tiempo, ambicioso; ser ambicioso significa manejar dos elementos fundamentales: escuchar con cuidado y soñar, con esto realmente se puede crear algo grandioso.
“Las ciudades hoy día son más y más complejas, pero el arquitecto debe realmente verlas como un campo de juego para soñar. Si el juego deja de ser divertido, es su problema, porque ha reducido su ambición o su capacidad de imaginar. Al soñar se debe posicionar el reto bien alto, pero siempre con atención a la condición existente, la gente, la naturaleza. Siempre decimos que nunca debemos demoler; pensando en la economía y la sostenibilidad, en veinte años de práctica laboral jamás hemos talado un árbol para hacer un proyecto.”
ENTREVISTA THOM MAYNE
Alex Martínez Suárez – Háblanos de los principios que guían tu obra, la metodología de trabajo de Morphosis y cuáles son tus principales intereses en la actualidad.
Thom Mayne – Tenemos una práctica muy diversa. Estoy interesado en ciertas especificidades radicales de la arquitectura y su conexión con el sentido de lo único o de lo especial de la misma. Cada proyecto es una oportunidad de desarrollar un lenguaje diferente a partir de la misma línea que venimos investigando durante más de veinte años; una arquitectura que viene de la multiplicidad de fragmentos, de estructuras complejas y de la idea del cambio, me encanta la idea del cambio.
Los proyectos empiezan con una serie de preguntas, por ejemplo: ¿Cómo queremos participar?, o ¿en qué podemos contribuir?… siempre se empieza con una idea, un concepto, nunca con la forma, enfocándose en una serie de objetivos iniciales que se van retroalimentando hasta terminar en un producto que responde a una mano colectiva.
EN NUESTRO TALLER SIEMPRE HEMOS PROMOVIDO EL LIBRE FLUJO DE IDEAS ENTRE TODOS LOS EQUIPOS DE TRABAJO.
TM– Si nos basamos en el discurso general de nuestra práctica, definitivamente te diría que sí. A veces reviso algunos de mis textos viejos y la verdad es que hasta me asusto, muchos de los que escribo hoy día coinciden en gran parte con mi forma de pensar o aproximar los proyectos en aquellos tiempos. La evolución tiene que ver más con el rango de escalas que manejamos en la actualidad, que se ha incrementado bastante, pero también con el cambio hacia una metodología digital. Ahora es mucho más fácil experimentar con geometrías complejas, aquellas que antes nos costaban tanto trabajo.
AMS – ¿Cual es tu posición sobre los proyectos de alta tecnología?
TM– Hoy la tecnología ha calado a un nivel tal que es evidente que es muy apropiada cultural y económicamente en nuestro oficio, pero eso no significa que su uso represente un alto costo; en muchos casos puedes hacer un edificio de un nivel muy alto pero con una tecnología bien básica o lowtech. Yo no estoy obsesionado con la tecnología, creo en el uso y la aplicación apropiados de la misma. La arquitectura se puede servir de ella y aprovechar los recursos que nos brinda, no la considero un objetivo primario.
En el caso de nuestro trabajo, por ejemplo, tratamos de utilizar recursos que permitan lograr y aportar al concepto que nos proponemos. Recientemente hemos utilizado pieles metálicas, buscando disminuir el consumo energético con su alto nivel de aislamiento, como en el edificio Cooper en Nueva York, que es un proyecto que ha alcanzado un alto nivel de sostenibilidad por el empleo de materiales y tecnología de punta.
AMS – Te llaman el “chico malo” de la arquitectura, ¿a qué lo atribuyes? ¿Realmente te consideras así, cómo te ves a ti mismo?
TM– La verdad es que no entiendo, yo creo que soy un tipo muy conservador (risas). Todo es un tema mediático, y pienso que eso surgió porque soy una persona muy directa al hablar. De repente te llaman de una forma y te quedas con ese estigma, y a la prensa le encanta eso. Ellos no querían que yo fuera un chico bueno, querían que fuera interesante y por eso me bautizaron así. Al principio tomé como positivo que me llamaran de esa forma porque pensé que se referían a un niño precoz e inquieto, que hace preguntas y le gusta indagar. Me parecía chistoso que, en un momento, todos los artículos me tildaban de ‘chico malo’ mientras hacía edificios públicos, escuelas y proyectos colectivos, todos de un carácter positivo… nunca entendí.
AMS – ¿Cómo ves el futuro de la educación de la arquitectura y los aportes que has realizado con el ejemplo de Morphosis para las nuevas generaciones?
TM– Aún sigo muy ligado a la universidad. La arquitectura se proyecta en un campo profesional muy estrecho, y creo que debe abrirse y adaptarse a los nuevos tiempos. Existe una gran variedad de especialidades y sub-especialidades que hacen al profesional de hoy más entrenado y enfocado en determinadas áreas, permitiéndole realizar una práctica más específica.
Hay que abrir el campo laboral y explotar las posibles inteligencias que se pueden explorar desde las universidades, sobre todo con la competitividad que va en aumento. Creo que estamos ya frente a un gran cambio en esta dirección. Veo esta actitud en muchos de mis estudiantes que están interesados en muchos otros temas, y no sólo de diseño. Desde nuestra oficina siempre hemos fomentado el uso mixto de las inteligencias y aptitudes basado en la multidisciplinariedad de los equipos de trabajo.
Biografías
JEAN-PHILLIPE VASSAL. Lacaton & Vassal, París. En los años ochenta, luego de concluir sus estudios en la Universidad de Burdeos, Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal comenzaron su carrera en Níger (África). Luego de cinco años regresaron a Francia para empezar formalmente con su estudio. Su experiencia en África influyó directamente en la manera de ver y hacer la arquitectura. Hoy, con más de veinte años de trayectoria, siguen trabajando de forma coherente, con una postura basada en un planteamiento ético fundamentado en la responsabilidad social del arquitecto.
En principio, su obra se destacó por la experimentación con materiales y tecnologías innovadoras en proyectos de viviendas unifamiliares y otros de pequeña escala. Con los años la escala ha fluctuado y han tenido a su cargo proyectos de gran envergadura, pero en los que mantienen intactos los objetivos de su discurso original.
Con una clara vocación de servicio y lejos de una obsesión por lo formal, su trabajo se ha caracterizado por abordar los siguientes temas: una política de intervención mínima, la reutilización o rehabilitación de edificios existentes, la flexibilidad y la maximización de los espacios, la optimización energética y los aspectos bioclimáticos, destacándose el especial interés por mostrar la estrecha relación que existe entre la arquitectura, la estética y la economía, al manejar inteligentemente el presupuesto de cada proyecto.
Han recibido importantes premios internacionales, como el Grand Prix Nationale d´Architecture de Francia en el 2008, máximo reconocimiento de la arquitectura en dicho país.
THOM MAYNE. Morphosis, Los Ángeles. Thom Mayne es considerado uno de los arquitectos más influyentes a nivel mundial. Luego de graduarse en la Universidad de California del Sur y la Universidad de Harvard, estableció en 1972, junto al arquitecto Michael Rotonda, el taller de arquitectura Morphosis, un estudio interdisciplinar con arquitectos, diseñadores, grafistas y urbanistas que desde entonces abordan el arte y la arquitectura alejados de lo convencional y definen una arquitectura experimental, dinámica y atrevida.
A través del tiempo, Morphosis se ha mantenido fiel a su contundencia formal, recorriendo diversos movimientos arquitectónicos pero estando siempre en el lado más radical. Su obra se ha caracterizado siempre por ir hasta el límite de las formas, superponiendo elementos, distorsionando escalas y empleando materiales industriales que, con el tiempo, se han convertido en la estampa de su trabajo.
En la actualidad, con la ayuda de nuevos recursos tecnológicos, manejan una gran pluralidad de proyectos que varían de escala y tipología, pero que están cada vez más enfocados en la idea del espectáculo y la autorreferencialidad.
Mayne también ha tenido una destacada trayectoria como docente en las escuelas más destacadas del mundo y aún continúa con su labor en la facultad de la Escuela de Artes y Arquitectura de la UCLA. Hoy día, Mayne lidera Morphosis en solitario y a lo largo de su exitosa carrera ha recibido numerosos reconocimientos internacionales, unos de los más importantes fue el Premio Pritzker de Arquitectura en el 2005.