Alfredo Senior La Paz

Texto: Guadalupe Casasnovas. Imágenes: Suministradas por la autora.

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Alfredo Senior La Paz, dibujante, pintor y fotógrafo, fundador del Estudio Fotográfico Senior, es considerado pionero de la fotografía dominicana. Se interesó muy joven por la fotografía, a la que unió sus habilidades con el dibujo, con lo que convirtió sus trabajos en verdaderas obras pictóricas. Aunque de formación autodidacta, se perfeccionó de tal manera que es hoy considerado un verdadero maestro del lente fotográfico de la República Dominicana.

Alfredo Senior La Paz nació en Curazao, el día 8 de diciembre de 1878. Sus padres, de nacionalidad holandesa, fueron Miguel Senior y Olimpia La Paz de Senior. Emigraron a Curazao y, después de un tiempo, viajaron a Venezuela, donde se nacionalizaron. Posteriormente viajaron a la República Dominicana donde residieron por el resto de sus vidas. Tuvieron ocho hijos, entre los que se destacaron Miguel como connotado pianista clásico y Alfredo.

Alfredo Senior La Paz llegó a la República Dominicana de doce años y, desde muy joven, se interesó por la fotografía. Su primera cámara se la obsequió su gran amigo, el Sr. Enrique Marión-Landais. Desde ese momento comenzó a practicar de forma autodidacta y se perfeccionó de tal manera que es hoy considerado un verdadero maestro del lente fotográfico de la República Dominicana.

Cerca de 1920 montó un estudio artístico y fotográfico en La Vega y en Santiago de los Caballeros, junto con sus hermanos Arturo y Alejandro. Su estudio fotográfico de Santo Domingo fue establecido en la calle Luperón. Más tarde se trasladó a la esquina de las calles El Conde y Arzobispo Meriño, frente al parque Colón. En ese entonces ya era reconocido como un buen fotógrafo profesional. Por su estudio pasaron desde personas importantes como el presidente Horacio Vázquez, monseñor Adolfo Alejandro Nouel y otras personalidades de la política hasta las clases más humildes. Alfredo Senior siempre fue amable con todos y adaptó el precio de su trabajo a las condiciones económicas de sus clientes. Por estas razones sus clientes provenían de todas las provincias del país.

Viajó a Venezuela con su familia y se quedó unos cinco años. Luego regresó a la República Dominicana y se instaló en la calle Arzobispo Nouel 49. En este local, techado de planchas de cinc, adaptó una habitación para estudio fotográfico. Quitó parte del techo, lo sustituyó por vidrio y lo cubrió con varias cortinas de noventa centímetros de ancho. Estas cortinas se movían por medio de cordones y controlaban la entrada de luz natural para obtener los efectos de luz y sombra deseados.

Cuando los bombillos fluorescentes llegaron al país, Senior hizo una pequeña cabina y con estas luces, fuertes y tenues, logró los contrastes necesarios. Después, el estudio se mudó definitivamente a la calle Arzobispo Nouel 53, frente a la iglesia del Carmen.

Con un pequeñito bisturí y con lápices especiales de retocar de puntas finas, intervenía los negativos y positivos. Podía añadir color y elementos tales como abanicos, pañuelos, árboles o flores con extraordinaria habilidad. Su hija, Altagracia Senior, recuerda que intervino una fotografía de una señora en su lecho de muerte. Nos relata que retocó y reprodujo varias veces la fotografía: Le abrió los párpados, retocó otras partes del cuerpo, sustituyó la ropa y le arregló el pelo, hasta que la dejó completamente transformada. El cliente quedó muy satisfecho con los resultados.

Sus habilidades como dibujante se manifiestan desde el año 1907, cuando recibió una mención honorífica en la categoría de dibujo por una copia del cuadro Fra Giovanni, en la Primera Exposición Nacional, celebrada en el Casino de la Juventud.

Expuso diversas fotografías históricas de Cotuí, el Santo Cerro y La Vega. En 1922 sus fotografías aparecen publicadas en la revista semanal La Opinión, fundada en Santo Domingo por Abelardo R. Nanita.

En el año 1924 abrió su propia «sala de exhibición» en Santo Domingo, con una muestra de sus obras. En 1925 participó con una decena de imágenes, fuera de concurso, en una exposición en la Casa de España de Santo Domingo, organizada con motivo del Día de la Raza. En esta exposición participaron fotógrafos-pintores y pintores-fotógrafos tales como Julio Pou, Tomás Sanlley y Abelardo Rodríguez Urdaneta, que se destacaron por sus retratos ampliados a bromuro, iluminados (intervenidos) con pinturas al óleo y pasteles. Más que fotografías, buscaban hacer obras pictóricas de visión romántica.

Dentro de su obra pictórica distinguimos Fiesta con perico ripiao y Campesino de Samaná montando un buey, ambas obras fueron exhibidas en la ambiciosa colectiva «En busca de las raíces del arte dominicano», en la Casa Rodrigo de Bastidas, en julio de 1993. Participó además con decenas de fotografías de variados motivos y tamaños. En el 2006, Fiesta con perico ripiao participó en la colectiva «¡Merengue!: ritmos visuales”, en el Centro León de Santiago.

Ganó diplomas y medallas en diferentes exposiciones y concursos realizados en la República Dominicana, España, Venezuela y Estados Unidos. En 1939 recibió medalla de oro y diploma en Washington por su fotografía Descanso tras la faena.

La esposa de Alfredo Senior fue la señora Emelinda Rojas Contreras. Tuvo cinco hijos: Olimpia Aurora, Ana Felicia, Manuel, Francisco y Altagracia. Los tres últimos continuaron con el Estudio Fotográfico Senior. Fue maestro del fotógrafo Barón Castillo, quien se casó con Carmen Senior, una de sus hermanas. Sus nietos, la tercera generación, Manuel Alfredo Senior González y Alfredo Vásquez Senior, heredaron también las habilidades artísticas de su abuelo. En su ambiente familiar se destacó por su religiosidad y consejos de unión fraternal.

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