Entrevista a Javier Arizmendi
Javier Arizmendi pone de relieve la necesidad de cambiar de paradigma e incorporar nuevos modelos de inversión en la ciudad desde la perspectiva del desarrollo inmobiliario. Para él, la construcción de la ciudad actual debe tener en cuenta, además de la funcionalidad del espacio, la integración de servicios e instalaciones para las actividades cotidianas de quienes habitan esos entornos: “no solo es importante crecer en altura, sino en capacidad de brindar servicios y soluciones en un mismo entorno”.
El diseño y la planificación arquitectónica son elementos esenciales del desarrollo inmobiliario, tanto de las urbes como de los polos turísticos, para garantizar ambientes con mayor calidad de vida en los que se potencie la interacción de los habitantes y el entorno. Este fue el tema central de la conferencia magistral dictada por el arquitecto Javier Arizmendi, director de diseño de la firma Skidmore, Owings and Merril (SOM), durante su visita al país en noviembre de 2018 para participar en el Foro de Arquitectura Inmobiliaria realizado por la Escuela de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana (Unibe) y Mercado Media Network. La siguiente entrevista al arquitecto Arizmendi fue concedida en exclusiva a Arquitexto y en la misma participó Jesús D’Alessandro, director de la Escuela de Arquitectura de Unibe y del Plan Estratégico del Distrito Nacional, además de los miembros del comité editorial Michelle Valdez y Gustavo Valdez.
Arquitexto: ¿Cómo comienza la práctica de arquitectura?
Javier Arizmendi: En realidad siempre quise ser arquitecto. Después de titularme en Artes, entré a la escuela de Arquitectura e hice una maestría. En 1991, cuando me mudé a San Francisco, el primer trabajo que conseguí fue con Skidmore, Owings & Merrill. Nunca pensé que me sentiría cómodo en un ambiente corporativo. Siempre recibí un trato muy profesional y lo que más me gustó era que había oportunidad de contribuir intelectualmente en los proyectos. Pensé, bueno, estaría 3 o 5 años, y llevo 25. Es un lugar que tiene sus propias competencias internas, pero al final de cuentas me ha brindado muchas oportunidades interesantes. Siendo yo un arquitecto nacido y crecido en México y haber vivido en el extranjero, mi esposa es europea, me interesó siempre una arquitectura metropolitana, internacional.
X: ¿Cómo se organizan dentro de la firma?, ¿hay división de los encargos de acuerdo con las tipologías?
JA: Sí y no. A diferencia de otros estudios, no nos dividimos según tipologías, como área médica, ciencias, educación, ya que no nos parece un buen patrón; es un buen patrón para mercadearte, pero no necesariamente redunda en buena arquitectura. Sí contamos con especialistas y hacemos que, dentro del equipo, algunos tengan un poco más de experiencia en el tema. Tratamos de mezclar. Hay diferentes estructuras; en San Francisco tenemos cuatro estudios con un portafolio diverso y hay una estética que manejamos entre los directores que tiene que ser coherente.
X: ¿Con qué tipo de proyectos o temas se identifica más?
JA: En los últimos años, me siento atraído por la importancia de la sostenibilidad. No se trata solamente de usar estrategias de ingeniería o pasivas, sino de crear arquitectura en diferentes regiones que pertenezca al lugar. La idea no es crear una arquitectura con un lenguaje específico que exprese: esto es un proyecto de Skidmore, Owings & Merrill. Cada proyecto que he hecho es muy diferente de otro. Creo que se pueden usar todas las herramientas para crear una arquitectura de contexto aprovechando todas las posibilidades que ofrecen las estrategias pasivas.
El paisaje también es otro tema de interés, por ejemplo, integrar la flora para que no sea costosa en cuanto a agua, el uso de los materiales locales para disminuir la huella de carbón…
Nuestra firma está muy enfocada en la integración de la arquitectura, la ingeniería estructural y la tecnología como punto de partida en la inspiración de un edificio y su estética. Ejemplo de esto son las torres Sears y Hangkok. Hay una infinidad de tecnologías dirigidas hacia la sostenibilidad.
X: En el proyecto Poly Real Estate Headquarters en Hangzhou (China), nos llamó la atención el paisajismo en contraposición con la verticalidad de los edificios, ¿qué nos puede decir de esto?
JA: Este edificio fue construido en 2017 y premiado en 2017 con el Ten Year Award que otorga el Council on Tall Buildings and Urban Habitat. Siempre me gustaron los jardines del sur de China y me apasiona su arquitectura (no solo la moderna).
Cuando fuimos a conocer el terreno para ese proyecto, había una pagoda a la distancia, con una entrada del río, y el cliente nos pidió que todas las oficinas tuvieran vista al río. Hicimos una entrada en diagonal entre las dos torres y creamos un contexto interno, pues no había nada con unos jardines inspirados por estos cortiles y jardines chinos que son hacia adentro, con vegetación, pero también con elementos arquitectónicos y áreas de circulación y ventilación natural, lo que le dio la escala humana a las torres. Una característica interesante de las torres, desde el punto de vista de la tecnología, es el uso del piso elevado o técnico, en cada nivel el piso se eleva 15 cm para deja pasar el aire.
X: Su conferencia sobre arquitectura inmobiliaria comienza por una aproximación a la ciudad, ¿por qué?
JA:Pensé que no podíamos hablar de la ciudad vertical sin antes hablar del contexto, de por qué se necesita crecer verticalmente. Hay varias premisas en los usos mixtos, la importancia del transporte público, los espacios abiertos. Mostré ejemplos muy grandes, con torres muy altas que iban anclados al transporte. En ese proyecto particular, la ciudad permitió más altura a cambio de que el cliente construyera enteramente la terminal de transporte. Son oportunidades para negociar, para fortalecer la agenda que tiene la ciudad. Entender que el promotor quiere hacer dinero, pero también hacerle entender que crear espacio público de calidad (con mejores bancos, mejor vegetación) le aporta valor al edificio.
X: Además, la terminal trae beneficios comerciales al promotor pues genera un tránsito, un flujo de negocio que aumenta el valor del edificio.
JA: Así es. Ese edificio terminó por ocuparlo casi por completo una compañía que se llama Salesforce, que anteriormente habían planeado un campus de varias hectáreas con Legorreta, no muy lejos del centro de la ciudad de San Francisco. Un día se dieron cuenta de que para atraer el talento no basta con construir mejores ciudades, y que los milenials no quieren vivir ni trabajar en los suburbios; no quieren automóviles, sino Uber; quieren apartamentos con comodidades y unidades con calidad de hotel. Antes ubicábamos los espacios comunes en el piso 3 o 6, pero ahora son los mejores pisos, con las mejores vistas; es como un dormitorio estudiantil, pero con gente de poder adquisitivo. Esto representa una oportunidad muy interesante para los urbanistas, porque está transformando los patrones de desarrollo.
X: ¿Podría decirse que la arquitectura inmobiliaria encasilla de alguna forma la arquitectura?
JA: Bueno, yo diría que son oportunidades y mecanismos mercantiles que entran dentro de lo que es inmobiliario, el negocio de desarrollar proyectos en donde se puede compaginar una serie de filosofías y de incentivos que pueden crear mejores ciudades. Pero creo que debe haber, primero, una concientización de todos; segundo, una participación del Gobierno y del sector privado. Creo que hay una generación que no está interesada en los suburbios sino en todas las cosas que la ciudad les puede ofrecer, es un retorno para creer en la ciudad, pero también es una generación que tiene ideas más igualitarias desde el punto de vista social. El internet es un medio de apertura a esa generación.
X: Otro elemento a considerar es la calidad del espacio público, circulación vehicular y transporte público; aquí, por ejemplo, es un caos, ¿qué cree?
JA: El turismo del que se habló en el foro es un turismo suburbano, pero creo que la calidad de la ciudad también puede ofrecer un turismo urbano, en el que la gente pueda tener otra experiencia, de contacto con la gente, de disfrutar de la ciudad. Hace 20 años mi esposa y yo comenzamos a ver dónde queríamos vivir. Le dije que no quería conducir al trabajo, entonces buscas a 5 o 10 minutos de las estaciones del metro y donde haya comercios, porque salgo de allí y llamo a mi esposa, oye, ¿dónde vamos a cenar? Y aquí recojo algo para la cena. Igual con las escuelas para los niños, que estén cerca. A mí no me gusta manejar, no quiero, prefiero usar mi tiempo de otra manera. A la gente no le gusta estar atrapada dos horas en el tránsito, aunque sea en un transporte público.
Javier Arizmendi. Estudió Arte en el Dartmouth Collage (1986) y una maestría en Arquitectura en Harvard GSD (1991). Es director de diseño de la oficina de San Francisco de Skidmore, Owings, and Merrill (SOM), firma a la que ingresó en 1994. Su portafolio incluye trabajos en los Estados Unidos, Asia y América Latina, de diversas tipologías, desde edificios académicos, científicos y tecnológicos hasta instituciones Arizmendi reside en una práctica de la arquitectura en la que la integración de los sistemas de construcción, la tecnología y el sentido del lugar se expresen claramente.