Pedro Farías-Nardi y la antropología visual

La antropología visual es una rama relativamente joven de la antropología, y está considerada no solo una herramienta más de investigación social, sino también una forma diferente de entender los grupos humanos. Entre los artistas del lente dominicanos se destaca Pedro Farías-Nardi, quien utiliza la fotografía y el cine para representar historias, cuestionar la condición humana en diferentes entornos y enclaves sociales, y presentar imágenes conceptuales de los lugares que visita.

La antropología visual se ha utilizado de manera informal desde hace muchos años. En 1922, por ejemplo, la expedición científica Heilprin (patrocinada por el Museo de Historia Natural de Nueva York) viajó por el Caribe, incluyendo la República Dominicana. Los cientos de fotografías-registros de observaciones se conservan en la colección del museo y pueden ser consultadas presencialmente por cita. Los fotógrafos Apeco y Wifredo García tienen series interesantes, disponibles en el Centro León de Santiago, que pueden considerarse precursoras de la antropología visual en la República Dominicana. Autores dominicanos como Odalís Pérez también han abordado la antropología visual en sus múltiples cátedras, textos y libros sobre semiótica.

HISTORIAS CONTADAS A TRAVÉS DE LA FOTOGRAFÍA

Dentro del grupo que ejerce esta disciplina se encuentra el dominicano Pedro Farías-Nardi, quien se presenta a sí mismo como un antropólogo visual. Todos sus estudios profesionales se orientan hacia esa rama de la antropología, y sus magníficas series en blanco y negro o a color son la prueba. Sus impecables y valiosos registros demuestran que es posible aunar calidad técnica con una verdadera investigación etnológica académica y una efectiva narrativa visual.

Entrevista a Pedro Farías-Nardi

Guadalupe Casasnovas. Te defines como un antropólogo visual. ¿Qué te condujo a orientar tus estudios hacia esa vertiente de la antropología?
Pedro Farías-Nardi. Estudié antropología al considerar que conociendo mejor al ser humano podía hacer mejores fotografías. Con esto me refiero a tener un conocimiento ecléctico de temas políticos, migración, capitalismo, clase social, etnias, lectura de la historia y de la misma fotografía como disciplina. Terminé mi licenciatura bajo el programa muy particular de CUNY-BA (City University of New York, Bachelor in Arts), que me permitió hacer estudios independientes sin estar supeditado a un campus o programa específico. Así pude estudiar en diversas universidades con profesores muy reconocidos, como Eric Wolf o June Nash, y escuchar a David Harvey en un modelo uno a uno con el profesor.

Casi terminando la licenciatura tuve que decidir entre seguir trabajando para la prensa como fotógrafo del New York Times durante el take over de 1991 —cierre de los campus por la protesta de los estudiantes ante el alza de la matrícula— o seguir con la antropología.

G.C. ¿Cuándo empezaste tus estudios de fotografía?
P.F.N. Empecé a estudiar fotografía como autodidacta desde los 12 años, a través de libros y con la práctica con una cámara Pentax y tres objetivos que me cedió mi padre y el uso de su cuarto oscuro. Tuve la gran fortuna de conocer a Harvey Zucker en 1970, propietario de la primera librería de fotografía en Mercer Street de Nueva York, quien me recomendó autores como Minor White, Robert Frank y Eugene Smith. Mantuvimos comunicación, yo le escribía lo que fotografiaba y él me recomendaba autores, lo cual era muy complicado pues no tenía forma de ver los trabajos a menos que hubieran estado en alguna revista.

BATEYES DE LA LINEA NOROESTE, LA ESTRUCTURA DE SACOS ES EL BAÑO

G.C. Tus imágenes presentadas en serie y tus textos son muy reflexivos, van más allá de la investigación científica imparcial de los grupos humanos sujetos de estudio, sugieren historias más allá del instante en que fueron tomadas. ¿Es una nueva corriente o es tu propia versión de la antropología visual?
P.F.N. Estando en Cuba con Antonin Kratochvil, en un momento en que veíamos las imágenes tomadas, me comentaba: “Esa fue hecha con la cachucha de antropología, esta es edgy (un término que usaba para imágenes no convencionales); tenía razón, puedo decir que hay momentos en que pienso y analizo la imagen (dependiendo el sujeto y tema) como antropólogo y otros de forma muy lejana a los parámetros clásicos de la antropología visual. Buen ejemplo de la antropología visual clásica es mi individual Geografía de la Indiferencia y otros trabajos que he hecho en la zona de la frontera; por otro lado, Chernóbil es edgy.

CHERNÓBIL, REFLEXIONES DE LA ESTADÍA EN LA TIERRA SUFRIENTE, DIEZ AÑOS DESPUÉS

G.C. Cuando haces tus series fotográficas, ¿estás pensando en las opiniones y reacciones de los futuros observadores?
P.F.N. En todos mis trabajos fotográficos parto del sujeto y mi conexión con el tema, tengo una “opinión” que deseo transmitir a través de las imágenes realizadas; el lector es secundario, el sujeto es lo primordial. Mi trabajo personal no es de likes, sino de personas y sus circunstancias, un entendimiento al que respondo con imágenes.

Pedro Farías-Nardi
Antropólogo visual con una sólida formación académica que incluye estudios formales de antropología social (a nivel de doctorado), antropología visual, fotografía y documentales. Ha participado en numerosas pasantías y sido merecedor de becas y varios premios nacionales e internacionales. Desde el año 2009 ha participado en exposiciones individuales y colectivas en la República Dominicana, Latinoamérica, Estados Unidos, España y la República Checa. Ha realizado dos publicaciones: El Otro & Cold Trade (2014, Blue Sky Books); y Chernobyl 25 con texto de Luis Arambilet (Fundación Barlovento, 2011), resultado de la visita realizada durante el taller práctico Echoes of the Chernobyl Tragedy, con Antonin Kratochvil.

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