Casa de Fieras

La exposición Casa de Fieras de la artista visual dominicana Amy Hussein realizada en el Museo de la Porcelana de Santo Domingo reunió una serie de retratos zoomorfos y obras sobre distintos soportes realizados con nuevas técnicas de diseño e impresión 3D.

Museo de la Porcelana. La edificación de dos niveles fue construida cerca de 1934 y restaurada por el arquitecto Benjamín Paiwonsky en la década de 1980; la misma presenta la particularidad de que es la única de la Ciudad Colonial que exhibe un estilo arquitectónico hispano-morisco. Su hermosa fachada se destaca por las puertas enmarcadas con arcos de herradura con arrabá, el balcón con arcos festoneados y columnas de fuste circular que sostienen la cubierta de tejas, y la cerámica policromada que sirve de ornamento. En la remodelación, el patio interior fue convertido en un espejo de agua y sirve de integrador de los ambientes interiores y exteriores. Fuente: Guía de Arquitectura de Santo DomingoMuseo de la Porcelana

Con el título Casa de Fieras, la artista domínico-libanesa Amy Hussein realizó su tercera exposición individual en la que reunió los trabajos realizados en los últimos tres años en torno a mitologías personales, una serie de retratos zoomorfos y obras sobre distintos soportes realizados con nuevas técnicas de diseño e impresión 3D. Con el fin de acercarse al intercambio entre diferentes producciones culturales, la exposición fue presentada en el Museo de la Porcelana de Santo Domingo, un edificio patrimonial de estilo hispano-morisco en el que se entrecruzan objetos precolombinos con porcelanas fabricadas industrialmente.

El resultado de la intervención de la artista en el museo funciona como una invocación a la energía surrealista en clave caribeña, asociada con movimientos de liberación y de imaginación de otras posibilidades de existencia. Aquí los objetos hablan de otras historias, revierten los sentidos narrativos occidentales, hackean la antropología establecida y los patrones coloniales de valoración entre culturas. En el recorrido se evocan recuerdos de la diáspora libanesa, la migración, el exilio y la construcción social del imaginario turístico del paraíso con las garras, colmillos y tentáculos de animales y criaturas salvajes. Estos habitantes y monstruos de fábula presentes en toda la producción reunida en Casa de Fieras no parecen provenir del pasado sino de un futuro próximo, en el que rostros de personas contemporáneas se funden con cuerpos-mitos para sobrevivir en los paisajes distópicos de catálogos promocionales de una zona del planeta constantemente amenazada por la especulación inmobiliaria.

Hussein nos recuerda también que, como muchos objetos de las islas del Caribe, la porcelana es un artículo importado, incorporado en principio al espacio geográfico por medio del tráfico y el despojo de seres humanos y materias primas. Los colonos traían consigo sus símbolos de estatus, como puede observarse en una parte del patrimonio que se exhibe en el museo, proveniente del naufragio del galeón Nuestra Señora de la Limpia y Pura Concepción, hundido en la costa de la Española en 1641. Al subvertir estas imágenes o al crear nuevos objetos sobre estas mismas superficies, la artista intenta reparar un legado a través de un lenguaje de fantasía que pueda abrir paso a nuevas interpretaciones y lecturas tanto de sus propias crónicas personales como de aquellas historias que tenemos en común.

Casa de Fieras fue expuesto en el Museo de la Porcelana, el único de esta naturaleza en el Caribe. La colección de más de 5,000 piezas muestra la evolución del arte cerámico al reunir piezas desde la época precolombina hasta nuestros días, y de una gran variedad de países orientales, europeos y americanos. La edificación de dos niveles fue construida cerca de 1934 y restaurada por el arquitecto Benjamín Paiwonsky en la década de 1980; la misma presenta la particularidad de que es la única de la Ciudad Colonial que exhibe un estilo arquitectónico hispano-morisco. Su hermosa fachada se destaca por las puertas enmarcadas con arcos de herradura con arrabá, el balcón con arcos festoneados y columnas de fuste circular que sostienen la cubierta de tejas, y la cerámica policromada que sirve de ornamento. En el interior, arcos festoneados y polilobulados decoran los huecos. En la remodelación, el patio interior fue convertido en un espejo de agua y sirve de integrador de los ambientes interiores y exteriores.

Fuente: Guía de Arquitectura de Santo Domingo

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