Hilton Garden Inn La Romana

El hotel Garden Inn La Romana combina diseño contemporáneo y cultura local. Ubicado a pocos minutos de la playa La Caleta y cerca de la isla Catalina, dos de los principales atractivos de la región, cuenta con 127 habitaciones distribuidas en seis niveles, todas con balcones privados que conectan visualmente con el entorno caribeño. En su interior, una paleta de colores frescos y vibrantes refuerza la identidad cultural, junto con detalles artesanales y piezas de artistas dominicanos. Los espacios comunes están diseñados para brindar una experiencia acogedora y funcional, como el bar de doble altura y la terraza con piscina.

La atención al confort y la estética posicionan al hotel como un referente de la hotelería contemporánea de la región.

El Hilton Garden Inn La Romana es un proyecto hotelero ubicado en La Caleta, una pequeña comunidad ubicada en la costa sur de La Romana (República Dominicana), emplazado en un solar de ocho mil metros cuadrados. El edificio se organiza sobre una planta rectangular de aproximadamente mil quinientos metros cuadrados y se asienta en el terreno con una volumetría prismática cuyas proporciones destacan por la composición y movimiento de los espacios, que se integran armónicamente con el entorno natural.

El programa arquitectónico del hotel se desarrolla en seis niveles, con un primer nivel de doble altura que incluye un mezanine. En el primer nivel, la entrada principal se realiza a través de un amplio vestíbulo que conecta con un núcleo de circulación vertical compuesto por ascensores y escaleras que sirven a todos los niveles del edificio. En este nivel se encuentran las áreas comunes, entre las que se destaca el bar y salón de doble altura, los restaurantes, los salones para eventos y los baños. Además, alberga las áreas de servicio, que incluyen cocina, almacenes y zonas destinadas al personal. En el exterior, el diseño incorpora una amplia terraza, una piscina de borde limpio y diseño contemporáneo, una marquesina y 66 plazas de estacionamiento. Todos estos elementos están dispuestos siguiendo criterios de circulación eficiente y conectan armónicamente con los espacios verdes circundantes.

El mezanine agrupa las áreas administrativas y técnicas, incluye oficinas, zonas de descanso y vestidores para empleados, además de talleres de mantenimiento. Esta disposición optimiza la operatividad interna del hotel sin interferir en el flujo de los huéspedes, lo que garantiza un funcionamiento eficiente y discreto de los servicios esenciales.

Desde el segundo hasta el sexto nivel se organizan las habitaciones, 127 en total, diseñadas con una distribución racional y funcional: cinco suites (cuatro con accesibilidad universal), 58 habitaciones dobles y 60 sencillas. Todas cuentan con balcones privados que acentúan la conexión visual con el entorno. En futuras expansiones se contempla la adición de un séptimo nivel que sumará 26 habitaciones, y elevará el total a 153 unidades. Cada habitación está equipada con sistemas de climatización, baños en suite, minibar, armarios empotrados y televisión, con todas las comodidades necesarias para satisfacer al huésped contemporáneo.

El diseño interior del hotel refleja una reinterpretación elegante de los colores caribeños, se utilizan tonos suaves que crean un ambiente sereno y acogedor. Los espacios comunes, abiertos y elegantes, se caracterizan por una estética contemporánea que contrasta armoniosamente con elementos tradicionales de la cultura local y aporta un toque de autenticidad al entorno moderno.

El bar de doble altura en la recepción constituye un punto focal del diseño, está coronado con lámparas tejidas a mano por artesanos dominicanos, lo que añade un carácter artesanal único al espacio. La decoración incorpora piezas autóctonas cuidadosamente seleccionadas, como las mesas del comedor principal, cuya superficie está compuesta por mosaicos de Aguayo pertenecientes a la colección de la artista domínico-sueca Tania Marmolejos. Además, diversas áreas exhiben obras creadas por el colectivo de artesanos RRRRes, que integran la identidad cultural dominicana en un ambiente contemporáneo.

En las habitaciones, el diseño apuesta por una paleta fresca y vibrante, con tonos de turquesa y coral claro que evocan la esencia del Caribe. Las paredes están decoradas con fotografías artísticas de paisajes dominicanos y vistas del mar Caribe, lo que refuerza la conexión visual entre el interior y el entorno natural, y crea una atmósfera que invita al descanso y a la contemplación.

Los pasillos de las habitaciones presentan un contraste espectacular en relación con los espacios privados. Un tono azul profundo, similar al utilizado en los huecos de los balcones, envuelve el ambiente y genera una atmósfera vibrante. En las paredes, de nuevo se colocan fotografías iluminadas de paisajes naturales y fortalezas históricas de la República Dominicana que enriquecen el recorrido y brindan una experiencia visual que oscila entre la calma de las habitaciones y el dinamismo de los corredores.

En resumen, el Hotel Garden Inn La Romana fusiona con maestría la funcionalidad moderna con el encanto cultural de la República Dominicana. Desde la distribución de las habitaciones hasta la integración de elementos artesanales y fotografías locales, cada detalle ha sido diseñado para ofrecer una experiencia que conecta a los huéspedes con el entorno caribeño en un ambiente acogedor y elegante.

  • Plantas arquitectónicas del primer y segundo nivel y elevaciones frontal y lateral

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