La libertad es el nuevo lujo

El artículo rememora la juventud y la conexión con Cabarete, cuna de eventos deportivos y espíritu bohemio. Presenta Eden Residences, proyecto inmobiliario de lujo para deportistas de alto poder adquisitivo, que integra diseño inspirado en viento y mar, soluciones técnicas ante intensos vientos y amplias comodidades. Es un relato que contrasta la nostalgia del Cabarete de hace unas décadas con la notable revalorización contemporánea.

Miro hacia atrás, a los años de mi primera juventud, esos años en que empezaba a estudiar arquitectura en la UNPHU por allá por los finales de los noventa, y recuerdo a Cabarete, a “mi Cabarete” casi como un sueño lejano. Mi Cabarete del Race Week, del Mundial de Kitesurf, del Master of The Ocean, de los primeros años del Dominican Jazz Festival, de arquitectura ecléctica y ninguna planificación urbana, mi Cabarete de amores furtivos y contrariados. Incluso si hiciera memoria hasta mi niñez, puedo recordar la publicidad de los campeonatos de windsurf en Cabarete que hiciera la entonces Secretaría de Estado de Turismo a principios de los años ochenta. Y es que, desde hace décadas, Cabarete ha estado muy bien posicionado como destino para el turismo deportivo acuático. Prueba de esto no es solamente que se convirtió, por derecho propio, en una parada obligatoria del circuito mundial de kitesurf, sino que en este pueblo que se niega a dormir en la costa norte de nuestra República Dominicana cientos de “expats” han venido de todos los continentes buscando las condiciones perfectas para los deportes acuáticos (viento, olas de buen tamaño y aguas cálidas todo el año, un verdadero lujo) y lo han hecho su hogar.

Al oír hablar por primera vez sobre Eden Residences, me llamó la atención que fuese un “proyecto inmobiliario de lujo”. Por esto me trasladé a Cabarete para ver en vivo y en directo de qué se trataba. Al preguntarle a Leonardo Wehe —el visionario empresario domínico-argentino que está desarrollando el proyecto—cómo empezó esta idea, me respondió: “Todo empezó por mí… quiero tener un apartamento más lindo del que ya tengo en Cabarete”, y me contó que comparó calidad y precios en el mercado inmobiliario de otras islas del Caribe y que para él, como empresario, todo estuvo muy claro, había encontrado un nicho a desarrollar, un proyecto residencial en primera línea de playa para deportistas acuáticos de alto poder adquisitivo.

EDEN RESIDENCES EN CABARETE. Este exclusivo complejo residencial ofrece 33 apartamentos de 1 a 5 habitaciones y generosas áreas comunes. Sus amplias terrazas y jardines se integran de forma fluida con los espacios interiores mediante ventanales de piso a techo y barandas de cristal, creando un vínculo armonioso entre arquitectura y naturaleza. Diseño: Arq. Byron Rodríguez, Rosch. Construcción: Ingeniería SC. Desarrollador: Cabarete Tango

Conversando con Byron Rodríguez, arquitecto a cargo del diseño, me cuenta que el acercamiento conceptual al proyecto se sustenta en una lectura precisa del lugar y sus condiciones naturales. De ahí que su propuesta formal se inspira en la acción de las olas y el viento, y su efecto en el terreno; esto se refleja en lo que Rodríguez denomina “el juego de los balcones retranqueados”, que aprovechan al máximo las vistas al mar. Esto permite además que, en vez de ser una planta exacta que se repite, “todas las unidades sean prácticamente diferentes”.

Construir en un entorno como este tiene retos técnicos particulares. Rafael Silverio, ingeniero civil nacido y criado en Cabarete, quien a través de su empresa Ingeniería SC está ejecutando la obra civil de Eden Residences, me confiesa que los principales desafíos han sido precisamente las condiciones naturales: los “vientos de hasta 35 nudos” que, junto con el implacable oleaje del atlántico, hacen de Cabarete un destino único en el Caribe. “Las brisas generan el efecto de túneles de viento dentro de los apartamentos y nos obligaron a insertar puertas de alta calidad y durabilidad, con herrajes contra impacto importados de Alemania”, agrega Silverio.

Las estrategias de diseño también consideraron las condiciones del lugar para procurar ventilación cruzada e iluminación natural, aprovechamiento de las aguas pluviales en la irrigación de los jardines poblados de especies nativas, la incorporación de una planta de tratamiento para manejo de las aguas residuales, y una iniciativa de clasificación y manejo de residuos sólidos generados por el proyecto con el objetivo de facilitar la recogida por parte de las empresas recicladoras. Otra importante consideración técnica fue reforzar el terreno con materiales geotextiles mezclados con el suelo natural, estudiando una proyección a 50 años, para evitar la posible erosión de la playa.

El recorrido de rigor por Eden me lleva a comprobar el primer elemento diferenciador con respecto a otros proyectos del mismo entorno: las unidades exhiben materiales y terminación de primera y espacios residenciales sumamente generosos, las diversas tipologías van desde lofts de 100 metros cuadrados pasando por apartamentos de 120 a 600 metros cuadrados hasta penthouses de 1000 metros cuadrados. A esto se le suma un conjunto de instalaciones como gimnasio, sauna, baño turco, área de masajes y spa con piscina interior (además de la exterior). Estas áreas integradas con jardines interiores son el resultado de una decisión de desarrollo y diseño que prioriza la calidad espacial y las comodidades por encima de la cantidad de unidades. Como dice Wehe: “nadie que viene dos veces al año quiere una casa”, y por eso tiene todo el sentido del mundo crear un producto inmobiliario que proporcione los beneficios del régimen de condominio y la tecnología, pues “un apartamento lo puedes cerrar con llave y te vas, y puedes hasta controlar el aire acondicionado por wifi”, pero mantiene las proporciones y la holgura de una casa que, cuando no se está usando, se puede colocar como unidad de renta manejada por Cabarete Tango, la misma empresa desarrolladora.

Todo va bien hasta que me asaltan nuevamente los recuerdos de “Mi Cabarete” y no consigo compaginar eso de las propiedades de “ultra lujo” con el perfil de quienes, con la energía que solo la juventud era capaz de proporcionarnos, saltábamos de bar en bar hasta casi rayar el alba, para luego de dormir un par de horas entregarnos a la adrenalina que nos esperaba en cada ola, en cada golpe de viento. Entre las nuevas generaciones que han logrado un alto poder adquisitivo también hay quienes prefieren las velas del kite y el windsurf a las frivolidades de Brickell; las sandalias y los boardshorts a los relojes de precios obscenos y los trajes de diseñador. Justo en esto pensaba mientras me dejaba impregnar por el ventanal de piso a techo que enmarca magistralmente un pedazo del Atlántico salpicado de velas de kitesurf en la postal viva de 12 metros por 3 del área social de una de las unidades del bloque A “Ocean Front” del proyecto, cuando Wehe sentenció que “el lujo para cada persona es diferente… El lujo es poder tener la libertad de hacer lo que tú quieras”.

Me bastó esa última línea para terminar de encajarlo todo: las olas, el mármol travertino, las cocinas minimalistas, el sol, los ventanales personalizados e irrepetibles de cada apartamento, y el viento que me traía recuerdos de antaño y me hacía desear de todo corazón que la gentrificación no impidiera compaginar el “Mi Cabarete” que atesoramos con esta nueva y necesaria versión de un Cabarete revalorizado.

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