Kah Kow Experience

El hecho de que la obra se desarrolla en un inmueble colonial del siglo XVI, de gran valor patrimonial e histórico, constituye un valor agregado, ya que aporta magia a la historia y da un especial significado a Kah Kow Experience.

El proyecto se desarrolla en una de las casas más antiguas de la época colonial, que data del siglo XVI y está ubicada en la calle Las Damas de la Ciudad Colonial de Santo Domingo. A través de los años, el inmueble recibió múltiples transformaciones y fue restaurado a principios de la década de los ochenta para mantener el uso residencial. El actual encargo de diseño consistió en repensar los espacios existentes para el desarrollo del interiorismo y distribución del nuevo proyecto museográfico de la familia Rizek, que por varias generaciones ha estado dedicada al cultivo del cacao y que desde hace varios años se dedica a promover la cultura asociada a este cultivo.

Las investigaciones históricas indican que la casa fue construida como residencia provisional de fray García de Padilla, primer obispo de Santo Domingo –primado de las Américas–, quién nunca vivió en ella por haber muerto en 1515 antes de embarcarse en España, quedando como inquilino el canónigo Diego del Río durante varios años. La configuración corresponde al esquema original colonial: dos crujías paralela a la calle y dos martillos –construidos en épocas posteriores– que enmarcan un patio central descubierto. Para la intervención del inmueble, el arquitecto Sergio Escarfullery partió de tres criterios fundamentales: restaurar y respetar la estructura original de la casa, destacar su valor patrimonial, y potenciar sus cualidades espaciales y detalles arquitectónicos.

La construcción original se mantuvo prácticamente intacta: la fachada, los altos techos, la carpintería de madera (vigas, puertas y ventanas), los pisos interiores de piedra coralina y ladrillo, y los muros de calicanto. Durante la ejecución de la obra se hizo un mantenimiento general de todos estos elementos. Los muros fueron revestidos de una segunda piel (donde se hacía necesario) para colocar los elementos museográficos u ocultar las instalaciones técnicas requeridas para el desenvolvimiento de las actividades programadas en el recorrido de los nueve espacios que conforman la exhibición.

El programa de áreas está compuesto por el espacio de entrada, un vestíbulo con boletería; el teatro, donde se cuenta la historia del cacao desde las civilizaciones antiguas; las áreas de exhibición, en las que se explica todo el proceso cacaotero de la recolección, fermentación, secado y post cosecha; varios espacios interactivos, como un salón sensorial, donde el visitante puede probar los sabores; una fábrica de chocolates y un taller de jabones elaborados con manteca de cacao, y, por último, un bar y la tienda de recuerdos.

La propuesta de interiorismo incluyó el mobiliario, cuadros, lámparas, decoración y otros elementos, para lograr un resultado coherente y armónico. El diseño de los muebles y la señalética responden al eje temático en cuanto a forma, materiales y color, reforzando la identidad del proyecto. El resultado final es una obra arquitectónica impregnada de un espíritu contemporáneo, lo que hace aún más interesante este proyecto de turismo cultural.

• Planta Arquitectónica