Maurice Sánchez y Homero Pumarol exploran otros territorios de la ciudad de Santo Domingo; lugares cuyas calles y arquitectura pocas veces son reseñadas en revistas y donde la frase “Nueva York chiquito” suena aún más absurda. Sin ser urbanistas ni arquitectos, captan sugerentes aspectos que aportan otra lectura de la ciudad. Este ensayo gráfico propone un recorrido por barrios de la capital, algunos continúan los ejes de ilustres calles y avenidas del polígono central, otros van desvaneciéndose hacia su perímetro con distintas situaciones. Desde allí nos invitan a reflexionar sobre la eterna y constante condición de urbe inacabada y en constante transformación.
Pasear por un barrio de Santo Domingo es como revisar la libreta de un niño: las casas son hojas en las que abundan las figuran geométricas, las calles llenas de agujeros y algunas paredes rebozantes de grafitis son los dibujos sin terminar que cubren algunas páginas, las paredes rosadas, rojas, naranjas, amarillas, verdes o azules conservan un mismo tono, como las diferentes secciones para las diversas materias.
Al hacer un recorrido por diferentes zonas de la ciudad de Santo Domingo, llama la atención el hecho de que se encuentren semejanzas en barrios tan distantes como Cristo Rey y Pantoja, Los Mina y Capotillo, Luperón, Los Alcarrizos y Guachupita, no solo el aspecto externo de las viviendas, sus colores y ornamentos, sus portones, balcones y rejas, sino la distribución de las calles, callejones, aceras, pequeños parques, colmados y todo lo que constituye el barrio.