Restauración y reutilización: la experiencia italiana

Entrevista a Luca Molinari

Luca Molinari visitó el país con motivo del Italian Design Day 2019 y presentó en diferentes diálogos y conferencias sus ideas sobre la restauración y la reutilización de las obras preexistentes o abandonadas, la importancia de un diálogo entre historia y contemporaneidad, el desarrollo de un pensamiento crítico y teórico, y sobre un enfoque humanista que redunde en una arquitectura de mayor calidad.

Ailati. Reflections from the future. Italian Pavilion at 12th International Venice Architecture Biennial. Crédito: Giorgio De Vecchi

La celebración del Italian Design Day 2019 organizado por la Embajada de Italia en Santo Domingo contó con la visita de Luca Molinari, arquitecto, museógrafo, curador, académico, investigador y editor con más de 30 años de experiencia. Entre las actividades realizadas estuvo la conferencia y panel “Restauración y reutilización: la experiencia italiana en considerar la permanencia de los edificios y de los entornos” en el Centro de Altos Estudios Humanísticos y del Idioma Español, la cual contó con la participación de destacados profesionales y la moderación del director del centro, Esteban Prieto.

Istanbul City Museum. 2007-ongoing. Créditos: Salon Architect

El tema central del diálogo fue la importancia de conservar el patrimonio y de qué forma puede ser aprovechado por la sociedad moderna. Para apoyar este tema, Molinari presentó algunos de sus proyectos culturales, como el pabellón de Italia de la Bienal de Venecia del 2010, dedicado a la reutilización de los edificios existentes de la ciudad. Sus exposiciones en edificios históricos se basan en el diálogo entre lo histórico y lo contemporáneo, “una de las cosas más interesantes de la cultura contemporánea”. Molinari considera que la historia, al igual que la ciudad –cuerpo vivo, que respira y necesita energía para subsistir– es un elemento vivo que tiene que ser utilizado y transformado.

PROTEAN. 25 YEARS OF DESIGN DIALOGUE WITH EDGE. 11 novembre 2017 – 10 gennaio 2018
A+Space Gallery, Suzhou, China. Créditos: © DGE Design Institute Ltd. / A plus Space

Sinopsis de la ponencia: restauración y reutilización

La historia es un elemento fundamental de la identidad y la cultura italianas. Aún en el siglo XX, con la modernidad, la arquitectura italiana tuvo una obsesión con la historia, a diferencia de otras culturas como la alemana u holandesa. Para los arquitectos modernistas italianos, la historia es un elemento de diálogo continuo que mantiene una relación con la cultura antigua, la modernidad no es ruptura, es una continuidad con las ideas vivas del renacimiento, del barroco, de la cultura clásica…

Las intervenciones de Carlos Scarpa, uno de los más importantes maestros de la restauración italiana, tienen un lenguaje elegante e interesante y transformaron la visión museográfica del mundo, introduciendo, por ejemplo, elementos de hormigón en el interior de una obra gótica. La restauración del Museo de Castelvecchio (1957), en Verona, tiene una escultura en una posición excéntrica, tan visual y tan potente que domina la escala y crea una relación simbólica completamente diferente a lo existente. Scarpa le ponía mucha atención al entorno, diseñaba cada emplazamiento, cada obra estaba perfectamente ambientada con una relación visual entre el visitante y el espacio construido.

Hoy la situación es algo mas complicada, hay una gran presión social y demográfica. La reutilización no es solo de edificios antiguos, también de obras de las décadas del 50, del 60 y del 70. Las estrategias son diferentes, porque la cultura es diferente. La arquitectura contemporánea italiana presenta estrategias conceptuales nuevas y muy interesantes. Trabajar con lo que la gente llama edificios abandonados requiere estrategias que transformen el abandono en una respuesta, esto es otorgar un nuevo significado a las cosas que se fueron abandonando por falta de imaginación y de intuición, la arquitectura contemporánea trabaja mucho con esta idea.

La educación y el diálogo con la comunidad son fundamentales en cada trabajo de arquitectura y son incluso más importantes si es de restauración, porque se relacionan con la historia de la gente y de las generaciones que vivieron allí. Trabajar con la comunidad significa transformar la vida de la gente. Si la obra restaurada se reconoce y valora, es que la cosa marcha bien, la gente no debe percibir un cambio radical. Lo mismo ocurre con la recuperación de áreas urbanas, puertos, entre otros; es una idea muy linda transformar sitios abandonados para la comunidad y un hecho muy significativo el trabajar con la naturaleza. Es importante además de trabajar con las cosas, trabajar con la gente: enseñarles a respetar y proteger para construir un futuro diferente.

ENTREVISTA

Arquitexto. ¿En qué áreas desarrolla su práctica profesional?
Lucas Molinari: Estudié como arquitecto en Milano, hice mi doctorado en Holanda y viví tres años en Barcelona, antes de las olimpíadas, donde conocí a Miralles, Bohigas, la generación catalana más interesante de ese período modernista. Cuando volví a Italia me enfoqué en trabajar en la producción de ideas, la curaduría de eventos culturales, muestras, y estrategias para el ejercicio de la arquitectura. Mi oficina se dedica, más que a dibujar, a trabajar las ideas en la búsqueda de la calidad de la arquitectura. Como profesor ayudo a los estudiantes a pensar cómo pensar, porque lo que hace falta hoy es un pensamiento crítico, teórico. En segundo lugar, tengo una actividad intensa como periodista crítico en algunos de los más importantes periódicos italianos y soy director de la revista trimestral Plataforma, tanto en formato impreso como digital.
Mi oficina está especializada en dos cosas muy particulares, por una parte, diseñamos y elaboramos museos, «inventamos museos»; y, por otro lado, la planificación y puesta en marcha de concursos internacionales para importantes inversionistas. Es una actividad algo particular, que incluye trabajar sobre la mentalidad del cliente (el cliente quiere un edificio moderno pero rara vez tiene claro lo que es moderno). Es un trabajo psicológico y cultural importante. Lo más importante en la arquitectura es el pensamiento. Sin pensamiento la arquitectura es una acción formalista que no produce calidad del ambiente urbano y humano. Si tienes la responsabilidad de transformar la realidad tienes que escucharla, conocerla, comprenderla… Es una actividad muy humilde (sencilla), pero a la vez sofisticada. La teoría es importante, sin ella no hay proyecto, no hay realidad.

X. ¿Cuáles son los desafíos más importantes dentro de la academia?
LM: Hay temas sociales muy importantes que han producido nuevas preguntas. Se habla de crisis, pero creo que lo que está sucediendo es una metamorfosis radical del mundo que genera nuevas preguntas; preguntas muy profundas que presionan sobre las palabras que usamos hoy como escritura tradicional. La crisis que vive hoy la arquitectura no es estilística, es una crisis estructural, epistemológica, porque la mayoría de las palabras que utilizamos no representan los fenómenos que vivimos hoy. El tema no es cuál será el nuevo estilo del siglo, sino cuál es el rol social y político del arquitecto. Tenemos que trabajar para crear una nueva agenda teórica, crítica, cultural y social. Lo tecnológico queda fuera, pues continuamente se producen avances. Antes el futuro era una utopía, algo lejano, pero hoy el futuro es un celular. Creo que es una cosa muy seria, que depende del mercado, de la sociedad y de la educación. La educación debe cambiar porque no podemos formar arquitectos como si fuera el siglo pasado. Como humanos nos hemos vuelto consumidores sin perspectiva crítica. Para mí es un tema de un nuevo humanismo, de volver a la persona, de ser un ente pensante y tomar decisiones. Es un tiempo de preguntas, no de respuestas.

X. ¿Qué influencias lo llevaron por este camino humanista de la arquitectura?
LM. La educación italiana aún se desarrolla dentro de un marco humanista tradicional muy importante. Yo me gradué como arquitecto y adquirí una formación técnica, pero mi doctorado fue sobre teoría de la arquitectura; mi profesor de origen greco-americano, Alexander Tzonis, en los primeros años me impulsó mucho a pensar y a trabajar sobre la metodología. Sin metodología no hay producción de ideas. La arquitectura debe mezclar las disciplinas para tener un pensamiento integral y original. Cuando hice el pabellón de Italia en la Bienal de Venecia 2010, el título fue Ailati, que es Italia al revés, para dar la idea de que teniendo una posición lateral diferente puede cambiar la perspectiva sobre las cosas. El pensamiento lateral o alternativo confronta, pone en diálogo la disciplina con otras disciplinas, generando algo totalmente diferente.

X. En cuanto a su labor editorial, ¿qué piensa sobre la disyuntiva general entre la edición en papel y la digital?, ¿cómo se ve en Europa?
LM: En Europa hay mucho debate. Muchas revistas murieron, a veces por falta de dinero, como en todas partes. La comunicación digital es totalmente diferente al papel, es muy usada por los jóvenes, pero ofrece una mirada muy superficial. Las publicaciones en papel deben ofrecer una alternativa diferente, deben producir ideas, ofrecer un tiempo diferente de consumo. Por eso me gusta pensar que la revista hoy es como un libro, resistente, que no pasa, que te gustaría tener…

X. ¿Qué le llama la atención, que le parece más interesante del quehacer arquitectónico actual?
LM. Hay obras de buena calidad, pero poco excitantes. Me llama la atención la generación de arquitectos jóvenes de 40 años, especialmente en tres lugares. China, entre Pekín y Shanghái, que están trabajando una arquitectura única a partir de una identidad china totalmente contemporánea, muy innovadora. México, con una generación muy interesante: González Montiel, Francisco Pardo y otros realmente muy fascinantes. Bélgica, donde hay una economía muy fuerte, espacios públicos interesantes y estructuras de mucha calidad, con una generación muy buena de arquitectos. Luego, en otras partes del mundo, en Asia, Vietnam y Tailandia; países latinoamericanos, Chile y Colombia (que los conozco muy bien), y Brasil que es muy amplio. Lo que me llama la atención es que en Norteamérica, teniendo recursos, buenos arquitectos y universidades fantásticas, estén haciendo una arquitectura sin alma, banal. En Alemania por igual, hay buenos arquitectos, buenos clientes, recursos, pero es una arquitectura medianamente buena.

X. ¿Cómo ve usted el futuro para la arquitectura mundial?
LM. Esa pregunta es recurrente. Es como una pregunta en el aire: ¿qué vamos a hacer? Yo creo que la arquitectura tiene un valor simbólico, político y social fundamental. Necesitamos buena arquitectura, más personal, con carácter, más que global (global no significa nada). La globalización es técnica, no es de pensamiento. Creo que necesitamos una arquitectura diferente, radical, con identidad del sitio. Creo que tendremos que construir menos, pues hemos construido demasiado en el siglo pasado y la defensa del ambiente es fundamental. La dimensión ecológica, técnica, social y de sostenibilidad es central. No es solo colocar verde sobre edificios, sino pensar ecológicamente. De esta manera habrá más proyectos de paisaje que significa no solo jardines, sino espacios públicos. Vivimos en un mundo mayormente metropolitano, donde la mayoría vive en las ciudades, por lo que necesitamos trabajar más los espacios públicos. Esto, unido a la evolución del social media, ofrece un concepto nuevo, porque, ¿qué es el Internet?, es una plaza donde te vas a encontrar, a hablar. También la casa ha cambiado mucho. La casa como algo privado va a desaparecer; la casa tiene cada vez más espacios comunes. Estamos volviendo a un tiempo premoderno donde la gente quiere estar junta, compartir. Hay muchas necesidades sociales que están surgiendo y a las que la arquitectura puede dar soluciones.

X. ¿Cuál es su mensaje para la generación de arquitectos emergentes?
L.M. Aprovechar los medios sociales y la tecnología para conocer y experimentar la realidad, dibujar mucho, estudiar y viajar, ya sea virtual o físicamente. El éxito mayor de un joven arquitecto es viajar: comprender el mundo que cambia, generar un pensamiento crítico y producir una idea diferente de lo que encuentra en esas realidades.

Luca Molinari
Arquitecto italiano, museógrafo, curador, académico, investigador y editor con más de 30 años de experiencia. Realizó sus estudios de grado en Milano, estudios de doctorado en Holanda como parte de la beca Erasmus. En el 2015 fundó Luca Molinari Studio, una firma independiente que suministra servicios integrales de diseño de contenido, consultoría, gestión de procesos y proyectos dentro de los campos de la arquitectura y la cultura del proyecto. Sus proyectos incluyen exposiciones y eventos, concursos de arquitectura y urbanismo, libros y publicaciones. www.lucamolinari.it

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