El restaurante Laurel se encuentra en el polígono central de Santo Domingo. La idea que da origen a este lugar es la de crear ambientes con un diseño de vanguardia y en estrecho contacto con la naturaleza. Se aprovecha la estructura existente para ubicar las áreas de cocina, almacén y servicios privados. Se incorpora una nueva estructura metálica, similar a la de un invernadero, bajo la cual se disponen las áreas más públicas.
El nuevo restaurante Laurel nace con la idea de crear un lugar para comensales en estrecha relación con la naturaleza. Se trata de una estructura de hormigón existente a la cual se le adhiere una estructura metálica de tipo invernadero. Bajo esta nueva estructura se diseñan las áreas públicas, y las áreas de servicio y apoyo se colocan dentro de la casa. La terraza que da hacia la calle, un espacio bien logrado, se ha convertido en uno de los espacios emblemáticos del lugar. El diseño de interiores busca un ambiente urbano, para lo cual se seleccionan materiales y texturas con un carácter rústico y de vanguardia. Los complementos como el mobiliario, las lámparas y objetos diversos logran un conjunto acogedor.
Las paredes y el techo son transparentes, lo que permite una continuidad visual y la entrada de luz natural. Se crea así un espacio que logra una magia donde los límites entre el interior y el exterior resultan difusos. El resultado es un edificio abstracto cuya transparencia contrasta con la materialidad del entorno. Su presencia en la noche se destaca en la calle como una caja de cristal iluminada que invita a pasar.
En el borde que da hacia la calle se genera una agradable terraza en la que los diseñadores han colocado unos cordeles con diminutos bombillos para evocar un ambiente en el que se puede cenar bajo las estrellas. Junto a esta terraza se conserva un árbol del cepillo (Callistemon citrinus), originario del lugar, cuya posición estratégica permite dividir el ambiente de la terraza y crea una suerte de terraza privada. El trabajo de jardinería completa el ambiente acogedor. En la entrada del restaurante se conserva un frondoso flamboyán que ofrece la bienvenida al local.
El diseño de interiores se trabaja con el concepto de un ambiente urbano que da como resultado la selección de materiales como el piso de adoquines y los faroles típicos de calles antiguas. Con diferentes texturas y colores se logra un ambiente dinámico. La opción elegida para las paredes consiste en dotarlas de acabados de diferentes texturas. Se evoca la arquitectura del norte de Estados Unidos al utilizar el recubrimiento de láminas (singles) de madera de cedro sobre la pared principal que separa la estructura existente de la nueva. En esta pared se colocan unos nichos con objetos que conforman pequeñas composiciones que se superponen para lograr una gran composición en todo el muro. Esta exposición de objetos se puede modificar en el tiempo según las intenciones del restaurante. La idea es que el lugar resulte acogedor, como si se tratara de la casa de alguien. Detrás de la pared revestida con las láminas de madera, dentro de la estructura existente, se encuentran algunos servicios privados como los baños, la cava, un salón privado y un área de estar. Para marcar la diferencia con el resto del restaurante, se dispone en estos espacios un piso de madera.
Especial mención merece el diseño de los baños, donde se demuestra una de las grandes pasiones del arquitecto. Estos espacios se crean con un concepto de apertura Y contacto con la naturaleza.
La pared en la que se colocan los lavamanos es completamente transparente y deja ver un espejo de agua. Este espejo de agua es un detalle especial y se observa desde el vestíbulo, desde un área de estar y desde los baños, sin que estos lugares se comuniquen visualmente entre sí. Reflejados en el agua y a través de la pared de vidrio se aprecian las luces de los cordeles, los maceteros colgantes y las enredaderas, especialmente en las noches, lo que imprime un carácter romántico a la composición.
Entre las diferentes capas del diseño, el mobiliario se aprovecha como una oportunidad más. Son pocas las paredes del local, y las que existen, por sus texturas, no se prestan para colocar obras de arte, por lo que las mesas se pensaron como piezas de diseño sobre las cuales se exhibiría la comida. Es así como se cuenta con la colaboración de Paló y de Rocío Jiménez en la factura y diseño de las originales mesas de madera. La selección de las sillas obedece a la intención de aportarle animación al conjunto. Cabe destacar los taburetes clásicos con patas torneadas y el diseño de la original mesa de madera del salón privado, con hendidura y piedras de canto rodado.
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