La llegada del neogótico al país tuvo una significación importante en la arquitectura dominicana. En el año 1900 y de la mano de predicadores metodistas llegaron por barco a los pueblos costeros varios modelos de iglesias prefabricadas con influencia del gótico inglés. En las primeras tres décadas del siglo XX los elementos compositivos neogóticos encontrarán una escala mayor de implementación gracias a la utilización del hormigón.
Dentro de la corriente romántica, surgida en Europa en las primeras décadas del siglo XIX, la implantación del revival (movimiento que trata de revalorizar estilos y modas pasados, popular principalmente en Inglaterra) será posible gracias a la reivindicación de valores subjetivos tales como la exaltación del mundo medieval y la búsqueda de raíces propias de las naciones en expansión. En Inglaterra se desarrolla un discurso religioso que convertirá el estilo gótico en el modelo arquitectónico del momento. Es la época de la ciudad industrial, de los barrios obreros, cuando se sienten amenazadas la burguesía y la Iglesia anglicana; por temor, ambas recurren a una recristianización de la sociedad utilizando como representante ideal el edificio gótico.
El contexto nacional
No es sino hasta las postrimerías del siglo XIX, luego de tres siglos de pobreza, que se genera un período de bonanza económica. La llegada a Santo Domingo de muchos cubanos que huían de las guerras de independencia impulsó la incipiente industria cañera y activó la economía nacional. Esta activación motivó la inmigración de importantes grupos de trabajadores caribeños –muchos de las islas de habla inglesa, otros de Puerto Rico– así como europeos. Entre la población inmigrante había profesionales de diversas ramas, entre ellos ingenieros y arquitectos formados en Europa, los que empezaron a edificar con el estilo historicista que imperaba desde hacía mucho en el viejo continente.
Nuevos materiales, nuevas propuestas
La promulgación en 1871 de un decreto presidencial que permitía la importación sin pago de impuestos de todo aquello que ayudase al desarrollo impulsó el proceso de industrialización del país. Comenzaron a utilizarse equipamientos, nuevas técnicas constructivas y materiales con dimensiones estandarizadas: madera machihembrada, planchas de metal y vidrio, en una gran parte del territorio. La llegada de los primeros barriles de cemento Pórtland al país en 1894 detonó un cambio radical en las construcciones del siguiente siglo.
Los templos neogóticos de la Española
Aunque no hay más de una veintena de ejemplos construidos en el territorio dominicano, los proyectos de mayor envergadura han sido tres.
Catedral de Santiago Apóstol. Santiago. Diseñada y construida por el alarife Onofre de Lora entre 1868 y 1894, es la primera obra de envergadura que muestra la arquitectura neogótica en el país.
Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, Moca. Fue diseñada alrededor de 1902 por el ingeniero-arquitecto italiano Alfredo Scaroina y Montuori (1864-1913) e inaugurada en 1929 para la fiesta de la Virgen del Rosario (ver Arquitexto 65).
Iglesia de San Pedro Apóstol, San Pedro de Macorís. Fue concebida con un diseño neogótico por el Ing. Eduardo García. A pesar de que en 1905 se había escogido el solar donde se ubicaría el templo católico, fue en 1908 cuando se formó una junta de fábrica (comisión técnica promotora) para gestionar ayudas para la construcción. La iglesia está coronada por una alta torre. Por cuestiones económicas, la iglesia no fue terminada hasta la década de 1950.
A menor escala, en los pueblos se levantan templos con un lenguaje más simple y menos ornamentación; pueden citarse como ejemplo las iglesias de Nuestra Señora de Lourdes en Sánchez, la de San José de Baracoa en Santiago, la de San Juan Evangelista en Salcedo, la de Santa Ana en San Francisco de Macorís, y otras en Montecristi y Guaymate (La Romana).
Conclusiones (fragmento)
En la República Dominicana el desarrollo de la arquitectura neogótica fue muy posterior a su desarrollo en Europa.
El lenguaje neogótico predominó como lenguaje común casi exclusivamente en la tipología religiosa. Los elementos compositivos del estilo se utilizaron escasamente en proyectos de otra índole.
El fenómeno historicista no prosperó con la grandiosidad que tuvo en otros países del continente, como México y Colombia.
La utilización del arco apuntado, como referencia básica del estilo, aparecerá en casi todo el territorio nacional. Las obras realizadas en estilo neogótico en la República Dominicana fueron hechas durante un corto período comprendido en las primeras tres décadas del siglo XX.
Extracto de la investigación realizada para la publicación (en preparación) El neogótico en la arquitectura americana: historia, restauración, reinterpretaciones y reflexiones, de Martín M. Checa-Artasu.
Bibliografía
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