Rescate del patrimonio histórico
La arquitectura de la Casa de los Vitrales corresponde al estilo neoclásico-ecléctico. Fue construida en 1912 con hormigón armado y techos de estructuras de madera y láminas galvanizadas por el arquitecto Antonín Nechodoma. La edificación de dos niveles considerada hoy patrimonio arquitectónico moderno fue originalmente una residencia familiar en la que se destacan los amplios salones y jardines y los elegantes detalles arquitectónicos, muchos de los cuales fueron importados de Alemania, Francia y Estados Unidos. Sobresalen los pisos de mármol y el parqué, así como los vitrales policromados de la Escuela de Chicago. La casa fue reconocida por el Docomomo como muestra maestra de la arquitectura dominicana del siglo XX.
La construcción de la Casa de los Vitrales tuvo lugar en una época de desarrollo y expansión de la industria y del comercio de los nuevos productos que, desde finales del siglo XIX, habían aportado tecnologías constructivas que modificaron el panorama de las modernas ciudades de Norteamérica.
Hacia 1911, el arquitecto Nechodoma recibe el encargo de realizar la futura residencia del matrimonio Vicini Marchena: la Casa de los Vitrales, en la que tendrá que conjugar los requerimientos de su época, los recursos disponibles, las características de su ubicación y las aspiraciones de los futuros habitantes.
La fachada sobre la calle 19 de Marzo era la cara a la ciudad. En ella el carácter clásico de los detalles se vale de la incorporación de elementos ornamentales de terracota prefabricados. La fachada trasera, de frente a un extenso patio, da oportunidad de otras vistas de la casa.
Los diferentes ambientes se organizan en un patio central rodeado de corredores que dan acceso a las distintas habitaciones y aportan un agradable recorrido lleno de luz y ventilación natural que permite percibir los notables detalles arquitectónicos.
Además del patio central con galerías, otros detalles propios del esquema de bungaló presente en la casa son las columnatas de muro bajo en algunos salones y una escalera de caracol victoriana, entre otros que se mantienen por su vistosidad o por su utilidad para aprovechar la luz y la ventilación natural y permitir la fluidez entre los espacios, como un requerimiento funcional o por su aporte decorativo que contribuye a la sensación de bienestar que produce el estar rodeado de tan llamativos detalles.
En el interior, la proliferación de detalles arquitectónicos clásicos de la fachada se reduce de acuerdo con las tendencias del Movimiento Moderno, que propone líneas, planos y volúmenes puros que se articulan y producen composiciones sobrias libres del enmascaramiento de ornamentaciones clásicas.
Entre otros aspectos destacables, podría decirse que en su momento la Casa de los Vitrales fue indudablemente la más desarrollada del país de acuerdo con sus dimensiones, su diseño y sus novedosas soluciones constructivas.
La investigación
Para poder formular propuestas para la restauración de la casa fue imprescindible estudiar su proceso de construcción, por lo que se hizo una extensa investigación que permitió encontrar y revisar la documentación histórica relacionada con la casa. Algunos de estos documentos fueron planos antiguos que fueron recuperados, restaurados y estudiados por un periodo de más de tres años.
Los dibujos de plantas, secciones y detalles por áreas o por elementos están hechos con trazos a lápiz o tinta sobre trozos de cartulina o papel de trazo de diversos tamaños.
Además de esos planos originales, se encontraron copias azules, los llamados blueprints, de originales que ya no existen, y cotizaciones con dibujos de detalles que enviaban los proveedores estadounidenses y europeos de sus productos, con configuraciones y soluciones para algún rincón del proyecto.
Algunos documentos sellados por las compañías proveedoras de productos permitieron identificar el nombre de las factorías, su ubicación y la fecha de oferta y compra que facilitó establecer las fechas de fabricación y la procedencia de algunas de las instalaciones de la casa.
Un detalle extraordinario es la carpintería de puertas y ventanas, con paneles de exquisitos vitrales que llenan de luz y color a los ambientes y que por su vistosidad y presencia crean una atmósfera radiante en los principales salones de la casa, por ejemplo, en la sala principal y en el espléndido comedor.
Los salones principales se completan con elaboradas lámparas colgantes de bronce con pantallas de vidrio esmerilado o grabado.
La restauración
El criterio general de la propuesta de restauración era el de devolver la casa a un estado de integridad hasta donde fuera posible, y que todas las intervenciones mantuvieran los lineamientos del diseño original, para cuidar la autenticidad de la casa y que hoy siga teniendo la belleza de hace cien años.
Los operativos propuestos requirieron de vastos conocimientos técnicos de profesionales de cada área: en el primer caso, el restaurador Antonio Gonzáles Duche, de amplia experiencia en trabajos como los de la catedral de Santo Domingo y otros importantes monumentos, tuvo a su cargo la restauración de la fachada, en la que se repusieron y restauraron importantes elementos decorativos de terracota.
La restauración de la carpintería, sobre todo en las puertas y ventanas, requirió de reconstrucciones de partes para lo cual las hojas se desmontaban para enviarse a un taller provisional que se dispuso en el patio.
La restauración incluyó la remoción de las pinturas viejas y reaplicación del laqueado blanco determinado como color original. El color de las pinturas de las paredes exteriores se hizo con los tonos originales.
El piso de parqué del comedor importado de Francia fue hecho a la medida para ser colocado en este espacio con una inusual planta oblonga. Un plano detallado indicaba con precisión la forma y dimensiones por donde encajarían las secciones rectas con los semicírculos de los extremos.
Las barandillas decoradas del balcón de la fachada, la de la escalera de mármol y la de la escalera de caracol también presentaban pequeñas roturas y necesitaron una mano de pintura protectora para recuperar su aspecto original.
Los vitrales presentes en los diversos ambientes son considerados los elementos más valiosos de la casa, además de que por su vistosidad se destacan por sobre todo lo demás.
La Casa de los Vitrales (1912)
- Ubicación: Calle 19 de Marzo #113, Ciudad Colonial de Santo Domingo
- Diseño: Antonín Nechodoma
- Proyecto de restauración:
- Dirección: arquitecto José Manuel Batlle Pérez (Brarco), especialista en restauración e investigaciones
- Restauración de los vitrales: Arq. Eduardo Lora Bermúdez (Arte Vitral)
- Rehabilitación de la carpintería y sus terminaciones: Ing. José Alfredo Montás Villavicencio (Promateca)
- Restauración de elementos de terracota de la fachada principal: Antonio Gonzales Duche e Indhira Gonzales, restauradores de obras de arte y detalles arquitectónicos antiguos
- Restauración de ornamentaciones de hierro y bronces (barandillas, lámparas, apliques decorativos, cerrajería y accesorios): Nora Pérez Ornes, restauradora de obras de arte antiguas
- Supervisión: arquitectos Raúl Lema y Laura Gonzáles (Visanto Properties)
- Documentación en archivo histórico: Mercedes Morales
- Arquitecta asistente: Rosanna Reyes (Brarco)
- Maestro asistente: Pedro Ramírez Poesán
- Maestro de albañilería: Nelson Primitivo Rodríguez
- Maestro albañil: Leonardo Asencio Encarnación
- Eliminación de plantas parásitas: Luis M. Batlle y José M. Pérez Guante
- Fumigación: Genaro del Orbe
- Pintor: Ramón Cuevas
- Electricidad: José Rafael Sosa
- Plomería: Santiago Giménez Solano
- Tejados: J. Mena Monegro
- Herrería: Eduardo Durán
- Ebanistería: Juan Manuel Romero
- Restauración del parqué: Juan Dipré
- Brillado de pisos: Luis Batlle y Damaris Cristalizados
- Limpieza: Jonás Ilán
Carlos Londoño - hace 4 años atrás -
muy bien muy buena reseña de intervención y excelente equipo de trabajo. Muy buen trabajo