La cuarentena activó el espacio doméstico convirtiéndolo en espacio de trabajo remoto, de clases virtuales, chats y redes sociales, y haciendo que más de 900 millones de personas en todo el mundo permanezcan en sus hogares. También nos ha obligado a repensarlo. El hecho de que es lo único que tenemos durante días ha tenido como consecuencia una visión crítica de la casa, las áreas sociales, las condiciones ambientales, los espacios de cuidado, la relación con la tecnología, la importancia de que la casa responda a nuestras aspiraciones, pero, más aún, la importancia de tener un hogar.
La doctora en arquitectura Leyda Brea aporta algunos consejos fáciles y prácticos para promover el apego en espacios domésticos a propósito del confinamiento, consejos derivados de su investigación sobre el apego al lugar y sus efectos en el bienestar físico-psicológico y en la mejora del desempeño.
Promover el apego en espacios domésticos (a propósito del confinamiento)
El apego al lugar ha sido definido en la psicología ambiental y social como un lazo afectivo, positivo y comprometido de las personas hacia determinados espacios. Estas se apegan a los lugares a través de procesos de vinculación de sus experiencias cognitivas y emocionales con el ambiente físico en el que se desarrollan estas experiencias (Hidalgo, 1998). A través de estos procesos, el lugar se carga de significado, es percibido como propio y, al mismo tiempo, las personas sienten pertenecer a él, considerándolo un elemento representativo de su identidad.
Numerosos estudios revelan que cuando hay apego al lugar se genera bienestar físico y psicológico porque, entre otros sentimientos, se percibe seguridad y confort. Este bienestar promueve a la vez el buen desempeño de las personas en cuanto a productividad, creatividad, competencia y entusiasmo en las actividades cotidianas. Por todo ello se destaca la importancia de promover el apego al lugar en espacios destinados al estudio o al trabajo.
Por otra parte, diversos autores como Corraliza (1987), Greeno (1994) y Vidal y Pol (2005) señalan como aspectos principales que inciden en el apego al lugar, además del significado atribuido a los espacios, sus condiciones ambientales y su usabilidad.
Las siguientes acciones están recomendadas para promover el apego a los lugares en los que se realizan actividades productivas, como trabajo o estudio.
> Organizar los elementos (mobiliario, cuadros, plantas…) de acuerdo con algún principio de ordenamiento espacial, ya sea equilibrio estático (centralidad, simetría) o dinámico (diagonal, superposición).
> Inducir fluidez espacial evitando límites rígidos: permitir ver y ser visto, dejar puertas abiertas, utilizar celosías y entramados.
> Reforzar intencionalidad y uso con mobiliario y elementos afines.
> Considerar ubicación favorable del espacio, ni muy aislado ni muy expuesto.
> Poner a mano todo lo necesario para realizar las tareas.
> Incluir objetos que cuenten una historia personal.
> Otorgar protagonismo a la luz, especialmente la natural.
> Incorporar un color contrastante.
> Integrar naturaleza o algún elemento que la evoque.
> Dejar oportunidad para la casualidad: un ventanal donde perder la mirada, un sillón donde tumbarse a leer, escuchar música, ver videos, conversar.
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