Este artículo explora tres destacados restaurantes diseñados por el arquitecto Ramón Emilio Jiménez Vicens del estudio de diseño Arquimilio, el cual se destaca por sus propuestas creativas y únicas. Por un lado, Larimar evoca la esencia del mar con una paleta vibrante y elementos naturales que celebran la cultura caribeña. Robata, en contraste, presenta un diseño sobrio y elegante, enfocado en la experiencia sensorial con cocina nikkei. Por último, Caruso se destaca por su tamaño diminuto y su fuerte impacto visual, el cual se inspira en la calidez de la casa de la nona. En conjunto, estos restaurantes no solo ofrecen exquisitas experiencias culinarias, sino que también rinden homenaje a la estética del diseño y la conexión emocional que se puede lograr a través de espacios bien concebidos.
Los espacios de encuentro, de compartir y de disfrutar una buena comida son aún más gratificantes cuando se diseñan con sensibilidad, buen gusto y, sobre todo, un concepto bien definido que traduzca un pensamiento o una idea y cuente una historia.
En este sentido, el Estudio Arquimilio, liderado por Ramón Emilio Jiménez Vicens, es reconocido por crear espacios únicos y memorables donde la exuberancia con sentido, el detalle bien cuidado, la materialidad como lenguaje y el toque de sensibilidad están presentes. Este estudio de arquitectura es muy conocido por los proyectos que marcan identidad, y ha tenido la fortuna de trabajar en espacios comerciales icónicos, incluidos los restaurantes, que se han convertido en elementos emblemáticos para la firma.
LARIMAR
📍Av. Roberto Pastoriza, Santo Domingo
Con su espacio espectacular, Larimar se ha consolidado como uno de los restaurantes más exitosos de la República Dominicana. Su propuesta gastronómica evoca lo distintivo de los sabores caribeños e invita a los comensales a vivir una experiencia única y memorable. El restaurante luce una decoración cuidadosamente elaborada y una cocina internacional presentada a través de una carta con sorprendentes platos. Como su nombre lo indica, el concepto está inspirado en la piedra preciosa nacional, el larimar, y por ende su diseño refleja el mar, la playa y todo lo que representa la vida en una isla. Aunque el enfoque se centra en ofrecer los mejores productos locales e internacionales, la selección cuidadosamente curada de platos rinde homenaje a los frescos y vibrantes sabores de la isla.

Los materiales y texturas utilizados en el diseño interior de Larimar están dispuestos en capas y crean un lenguaje alegórico que cuenta una historia: el azul del larimar evoca el azul del cielo y del agua. La lectura del espacio comienza en el piso de losas de granito, compuesto por pequeñas piedras de canteras locales que aluden al fondo del mar. Las paredes están revestidas con piedra coralina y ascienden gradualmente hacia mosaicos de cemento tridimensionales en forma de escamas que hacen referencia a la vida marina y dirigen la vista hacia el azul. Las telas en movimiento del cielo raso representan el viento, mientras que los grabados de aves marinas simbolizan el aire y el cielo. Sin duda, este entorno se convierte en un mundo de fantasía, como el de La Sirenita, que en cierto modo inspiró también esta historia, explica el diseñador.
Todos los espacios, sin excepción, aluden al mar y la playa. En el área de la terraza, la sombrilla, aunque es un elemento literal, contribuye a situar a los comensales en la playa. Las lámparas, por ejemplo, están diseñadas como una malla de plástico que simula las redes de los pescadores. Además, el tipo de vegetación utilizada evoca de manera sutil los corales y la vegetación que se encuentra bajo el agua.

Formando parte de Larimar se encuentra Loro, un salón complementario de uso nocturno que funciona como discoteca o bar. Si Larimar representa el mar durante el día, Loro encarna el mar en la noche, lo que se refleja en la paleta de colores más saturados y oscuros que se emplea en su diseño. La intención es reforzar el concepto de estar bajo las olas del mar, donde todo lleva hacia el agua y es parte de ella. La luz, las texturas y la materialidad se ven reflejadas a través del uso acertado de espejos, tanto en el bar como en las paredes, un recurso escenográfico que aporta teatralidad y fantasía al espacio. Todas las lámparas están elaboradas con capiz, un material natural que proviene de las conchas de ciertos moluscos. Al ser semitransparente, el capiz filtra la luz de manera interesante, con efectos luminosos cautivadores. Además, gracias a la ligereza de este material, el flujo del aire acondicionado interactúa con los elementos y genera movimiento y sonoridad, lo que a su vez otorga vida al entorno.

En su conjunto, el uso de estos materiales aporta un toque orgánico y costero a los espacios, y refuerza el concepto general de los temas naturales y marinos presentes en el diseño de interiores de Larimar y Loro.
LARIMAR (2023)
Dirección Roberto Pastoriza 412, edificio Altri Tempi, Distrito Nacional Superficie 1,200 m2 Diseño arquitectónico y de interiores Arq. Ramón Emilio Jiménez Vincens, Arquimilio Colaboradores Arq. Roger Espinal Consultores Estructural EEC Ingeniería Eléctrico Climaplant Sistemas de a/a Refrigeration Solution Diseño de iluminación Arquimilio Diseño acústico Sonotech Diseño paisajístico Arq. Paola Terrero Contratista general EEC Ingeniería Supervisión Arquimilio
ROBATA
📍Plaza Paseo del Prado, av. Gustavo Mejía Ricart, Distrito Nacional
Con un concepto de fine dining y un agradable ambiente, Robata se destaca por su propuesta de una cocina abierta especializada en platos con matices nikkei, que combinan las tradiciones culinarias peruana y japonesa, con productos de ambas culturas y cacao local.

El restaurante Robata toma su nombre de una antigua técnica gastronómica japonesa en la que se emplea el fuego en una parrilla de carbón para cocinar carnes y pescados. Como hemos visto en otros trabajos de la firma, el arquitecto Ramón Emilio Jiménez se enfoca en la experiencia sensorial de los espacios, en el que el diseño volumétrico juega un papel crucial, ya que busca envolver a las personas dentro de los ambientes. Sin embargo, Robata es conceptualmente opuesto a la exuberancia que encontramos en otros de sus restaurantes, como Larimar o Maraca (Arquitexto 110). Su diseño parte del uso de materiales nobles y de una paleta de colores mucho más sobria, tenue y monocromática, que dan como resultado un ambiente elegante y acogedor que combina elementos naturales con un toque moderno.
La disposición de las mesas y sillas promueve la interacción social con una mezcla de asientos en la barra y mesas, lo que permite a los comensales elegir su experiencia. La madera del techo y el mobiliario añaden calidez al espacio, mientras que el revestimiento de mármol de la barra proporciona un contraste de texturas que realza la sensación de lujo. La iluminación cálida e indirecta del techo resalta la arquitectura y crea un ambiente suave y acogedor, ideal para disfrutar de una comida en un entorno relajante.

El mobiliario fue diseñado por la firma y fabricado localmente, un trabajo complejo y minucioso. Este aporte de los artesanos locales se evidencia en las lámparas circulares de gran formato que añaden un elemento escenográfico interesante. Con un tamaño impresionante de dos metros de diámetro, el proceso de creación fue laborioso, elemento por elemento, lo que permitió lograr un efecto de textura sobre el cielo raso. Los paneles están hechos de bambú, secado localmente y producido por artesanos, que recuerdan a los tradicionales tatamis de las casas japonesas, exquisitas piezas que dan crédito al desarrollo de nuestra artesanía.

La presencia de plantas en el interior aporta frescura al ambiente junto con el arte mural, que presenta motivos de bambú, refuerza la conexión con la naturaleza y crea un entorno que se siente vivo y en sintonía con la naturaleza.
CARUSO
📍Plaza Paseo del Prado, av. Gustavo Mejía Ricart, Distrito Nacional
El amor que sienten los propietarios de Food Invest por la pizza napolitana y su pasión por las exposiciones de arte se conjugan e inspiran la creación del nuevo restaurante del grupo gastronómico, Caruso: un espacio en el que resaltan los colores y la creatividad y que fue seleccionado en la novena edición de la Bienal Iberoamericana de Diseño que se celebra en Madrid.

A diferencia de los grandes mega restaurantes que ha diseñado el estudio Arquimilio, Caruso es un espacio diminuto, con capacidad para aproximadamente veinte comensales, con un diseño contrapuesto a la complejidad de otros de sus restaurantes. A pesar de su tamaño reducido, el lugar se caracteriza por un ambiente colorido y muy acogedor, lo que permite a los visitantes disfrutar plenamente la experiencia gastronómica. Según lo describe el propio arquitecto Jiménez, Caruso se asemeja a la casa de la nona, llena de detalles curiosos y nostálgicos, y decoraciones encantadoras que transmiten calidez y refuerzan el sentido de un ambiente acogedor y lleno de historia.
El restaurante ocupa un local de esquina, lo que le da la ventaja de acceder a las galerías de la plaza y ampliar su capacidad. Las mesas y sillas están dispuestas de manera que invitan a la interacción social. Uno de los elementos más llamativos es la decoración de las paredes revestidas de azulejos blancos, sobre las cuales se colocan platos de cerámica, accesorios y piezas de arte que conforman una colección de objetos que nos conectan con los hogares de nuestras abuelas y antepasados, al tiempo que recuerdan a los comedores y cocinas hogareñas con un marcado aire mediterráneo. Entre todas estas piezas se destaca la representación de productos gastronómicos en los estantes, lo que enfatiza el interés de ofrecer una experiencia culinaria auténtica.

La iluminación suave y bien distribuida prepara el ambiente para el uso de colores vivos, especialmente en las lámparas colgantes rojas sobre la barra, en los patrones azules y blancos de las sillas, y el estampado a cuadros de las cortinas que, junto con los visillos, complementa la estética general y aportan una energía alegre al espacio.
Acorde con su cocina italiana, el restaurante recrea un ambiente de campiña italiana y sus típicos paisajes de cultivo de cítricos. La presencia de la vegetación añade frescura al ambiente, además de que también sugiere un enfoque hacia la sostenibilidad y lo orgánico. El cielo raso está conformado por un entramado de madera suspendido del que penden follajes naturales conservados y limones artificiales que ofrecen una sensación más natural. El mismo tratamiento recibieron las lámparas de cobre que fueron intervenidas antes de su colocación. Esta instalación fue realizada 100% a mano.
En resumen, el ambiente del restaurante es alegre y acogedor, con un diseño que ofrece una sensación de calidez y familiaridad para rendir homenaje a la cultura, la tradición y el placer de compartir.
ROBATA (2014) Y CARUSO (2024)
Dirección Gustavo Mejía Ricart 28, Plaza Paseo del Prado. Propietario Food Invest DR. Superficie Robatta 225 m2, Caruso 100 m2. Diseño arquitectónico y de interiores Arq. Ramón Emilio Jiménez, Arquimilio. Colaboradores Arq. Roger Espinal. Eléctrico y a/a Instasol. Sanitario Plomería Especializada RD. Diseño de iluminación Arquimilio. Diseño acústico Punto Mac. Contratista general Instasol. Supervisión Arquimilio