La República Dominicana es actualmente el segundo destino más visitado de América Latina y el Caribe, y se destaca por los efectos positivos que el turismo ha tenido en su crecimiento económico. El 26 de diciembre de 2023, el país alcanzó su meta de recibir diez millones de visitantes, lo que marcó un hito para la industria turística. Este logro refleja una evolución que abarca más de un siglo, con un legado arquitectónico construido a lo largo del siglo XX y XXI.
Hablar de la República Dominicana hoy en día es sinónimo de hablar de turismo en la región, y no es para menos, considerando que nuestro país es el segundo destino más visitado de toda América Latina y el Caribe, y supera a naciones con mayores extensiones territoriales y poblaciones. Es innegable la contribución que el desarrollo turístico ha tenido en el crecimiento económico del país, al punto de poder argumentar que ambos han evolucionado de manera proporcional y mutuamente beneficiosa.
El 26 de diciembre de 2023, el país alcanzó su meta de diez millones de visitantes, esto marca un hito importante para nuestra industria turística y abre una nueva etapa que nos invita a reflexionar sobre el camino recorrido y los desafíos futuros. En este contexto, contamos con un rico catálogo de inmuebles construidos a lo largo de los siglos XX y XXI que hoy forman parte de nuestra herencia histórica y nos ayudan a entender la evolución de la industria turística de la República Dominicana. Para comprender mejor esta evolución, hemos dividido este catálogo en cuatro etapas de desarrollo para destacarlos hitos arquitectónicos y acontecimientos más significativos de cada una.
1.er período: 1900-1929
Esta primera generación estuvo impulsada exclusivamente por el capital privado, sobre todo de inmigrantes españoles, ante la demanda de servicios hoteleros modernos que trajo el crecimiento económico que experimentaba el país desde finales del siglo XIX. Hasta aquel entonces, nuestra oferta hotelera estaba compuesta por posadas y pensiones para los visitantes que llegaban por negocios. Estos primeros hoteles de estilo ecléctico fueron mayormente construidos con hormigón armado, introducido al país progresivamente desde finales del siglo XIX, y ofrecían todo lo necesario para el “confort moderno” (alumbrado eléctrico y agua corriente).
Uno de los primeros fue el Hotel Garibaldi, fundado en 1907, propiedad de A. Campagna & Co., ubicado en la calle del Sol de Santiago de los Caballeros. El mismo contaba con cuarenta habitaciones, baños e instalaciones sanitarias. En la misma ciudad, le siguieron los hoteles Sevilla y Mercedes, construidos en 1922 y 1929, respectivamente, para alojar al creciente número de visitantes que llegaban a la ciudad, principalmente a través del ferrocarril que daba soporte a la industria tabacalera de la región. En San Pedro de Macorís, el español Antonio Morey Castañer construyó en 1916 el Hotel Savoia (actual Edificio Morey), durante el auge económico que vivió dicha ciudad gracias al impulso de la industria azucarera.
Por su parte, hacia 1918 Santo Domingo contaba con los hoteles New York y Plaza. En 1921 se construyó el Hotel Colón, propiedad de Marino Cesteros, y en 1923, el Hotel Palace (hoy Gran Hotel Europa), propiedad de Guillermo Menéndez. El primero en ser construido fuera de los límites de la muralla colonial fue el Hotel Presidente (1929), frente al parque Independencia, una ubicación estratégica ya que justamente desde ahí salían los caminos que conectaban la capital con el resto del país.
2.º período: 1930-1961
Esta etapa estuvo marcada por los cambios políticos que vivió el país a partir del inicio de la dictadura de Rafael L. Trujillo y la destrucción causada por el huracán San Zenón, ambos acontecimientos ocurridos en 1930. Es durante este mismo periodo que el Estado comienza a formular un marco regulatorio para el fomento de la actividad turística e inicia la construcción del Hotel Jaragua, el primero de grandes proporciones del país, inaugurado el 17 de agosto de 1942. Este hotel no solo fue uno de los principales exponentes de la arquitectura moderna de todo el Caribe, sino que también comenzó a insertar la idea de la conexión con el mar como parte de la oferta al visitante.
Esta primera experiencia abrió las puertas a la construcción de otros hoteles por parte del Estado, distribuidos en prácticamente todo el territorio nacional. El objetivo fue modernizar la oferta existente y crearla donde aún no existía. Otros hoteles fueron construidos con el propósito de aprovechar los atractivos naturales. Es el caso del Hotel Montaña, de Jarabacoa, y el Hotel Hamaca, de Boca Chica, construidos en 1949 y 1951, respectivamente, ambos diseñados por el arquitecto Guillermo González; el primero aprovechaba el clima fresco de la Cordillera Central y el segundo, las aguas cristalinas del mar Caribe.
Otro factor que motivó la construcción de nuevos hoteles fue la celebración de la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, entre 1955 y 1956, para la cual se construyeron los hoteles Paz (hoy Hispaniola), Comercial (hoy Hodelpa Novus Plaza), Provisional (hoy hospital Robert Reid Cabral) y El Embajador, todos en Santo Domingo, para albergar a los visitantes nacionales e internacionales que se esperaban para este evento. De esta época cabe destacar el hotel Matum, de Santiago, y el Maguana, de San Juan de la Maguana.
3. er período: 1962-1992
Tras el tiranicidio de 1961, el Estado moderniza el marco regulatorio para el fomento del turismo mediante la Ley 542 del 1 de enero de 1969, que crea la Corporación de Fomento de la Industria Hotelera y Desarrollo del Turismo (Corphotels) para la administración de los hoteles propiedad del Estado. Poco después, en 1971, promulga la Ley No. 153 sobre Promoción e Incentivo del Desarrollo Turístico, y un año más tarde, el Banco Central crea el Departamento para el Desarrollo de la Infraestructura Turística (Infratur), para el financiamiento de proyectos turísticos (con el apoyo del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo). Este periodo también se destacó por el desarrollo de grandes complejos turísticos con múltiples servicios, sobre todo impulsados por el capital privado, que buscaban garantizar la privacidad y exclusividad de sus visitantes, así como por el nacimiento del modelo “todo incluido” enfocado principalmente al turismo de sol y playa.
En la década de los setenta se definieron los polos turísticos del país. Puerto Plata fue el primero en desarrollarse. Es entonces que se concibe el complejo de Playa Dorada, el primer gran complejo turístico de playa. El desarrollo hotelero de Puerto Plata incluía hoteles dentro de la ciudad; Playa Dorada y Sosúa, con desarrollos de menor escala. En el aspecto arquitectónico, los hoteles de la costa norte se caracterizaron por el uso de elementos y detalles del estilo victoriano, en referencia a la arquitectura de la zona.
Otros polos que comenzaron su desarrollo en esta década fueron los denominados costa Caribe, conformado por el litoral sur desde La Caleta: playas de Andrés, Boca Chica, Guayacanes y Juan Dolio, hasta San Pedro de Macorís; y la costa este, que comprendió los complejos desarrollados en Punta Cana y Bávaro, este último complejo conformado por cuatro hoteles.
Entre estos dos polos se desarrolló desde principios de los setenta uno de los primeros y mayores complejos turísticos de la actualidad, Casa de Campo, en La Romana, inaugurado en 1974 y gestionado por la empresa Gulf + Western, un complejo vacacional inicialmente de 78 habitaciones concebido como un alojamiento de lujo para huéspedes que por motivos de negocio visitaban el país. El diseño original fue del arquitecto William Cox y la decoración de Oscar de la Renta. Desde entonces, Casa de Campo ha sido expandido en numerosas ocasiones, tal como estaba previsto en los planes originales.
Paralelamente se fortaleció la oferta hotelera para el turismo urbano, con la construcción de los hoteles Concordia (1973), Santo Domingo (1976) y Sheraton (1977), en Santo Domingo, y el Corona (1968), Camino Real (1976) y Gran Almirante (1992), en Santiago. Un factor importante que motivó la construcción de estos nuevos hoteles urbanos fue la celebración de eventos internacionales: XII y XV Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1974 y 1986, el certamen de Miss Universo en 1977, el concierto de las Américas en 1982, y el quinto centenario del descubrimiento en 1992. Asimismo, las visitas de personajes importantes: los reyes de España en 1976 y el papa Juan Pablo II en 1979, 1984 y 1992.
La oferta hotelera se complementó con el desarrollo de infraestructura aeroportuaria. En 1979, el Estado transformó la base aérea La Unión de Puerto Plata en el Aeropuerto Internacional Gregorio Luperón, para impulsar el desarrollo turístico de la costa norte, y en 1985 se inauguró el Aeropuerto Internacional de Punta Cana (PUJ), el primero construido completamente con capital privado.
4.º período: 1992-2023
El boom turístico en el que vivimos actualmente comenzó a partir de 1992. En treinta años, el país pasó de 1.5 millones de visitantes y 26,000 habitaciones disponibles en 1993 a 10.3 millones de visitantes y más de 87,000 habitaciones disponibles en 2023. Este crecimiento se debió en gran medida a las importantes inversiones en infraestructura públicas y privadas, nacionales e internacionales, que facilitaron la competitividad y diversificación de los destinos turísticos del país. El Estado emprendió la construcción de nuevos aeropuertos internacionales y de obras viales (autopistas y carreteras) con el objetivo de facilitar la conexión con los destinos turísticos de difícil acceso, como Samaná y la costa nordeste, y de reducir los tiempos de viaje tanto para el turista extranjero como para el nacional.
Actualmente se está modernizando la infraestructura de transporte con la ampliación de los aeropuertos internacionales de las Américas y del Cibao, junto con el anuncio de la construcción de un nuevo aeropuerto internacional en Pedernales. Además, se están ampliando importantes carreteras, como La Vega-Jarabacoa y Barahona-Pedernales, y se ha licitado la construcción de la autopista del Ámbar, que conectará Santiago con Puerto Plata.
El Estado, en colaboración con iniciativas privadas, ha impulsado el desarrollo de nuevos destinos turísticos como Pedernales en la región Sur, Miches en la región Este y Punta Bergantín en la región Norte. Esta diversificación del sector ha incluido también el turismo de cruceros, un segmento en crecimiento. Hoy día el país cuenta con cinco terminales de cruceros: Taíno Bay y Amber Cove en el Atlántico, y Santo Domingo, La Romana y Cabo Rojo en el Caribe. Además, se encuentran en construcción dos nuevas terminales en Samaná y Barahona.
Otra dinámica que caracteriza esta etapa es la aparición de plataformas digitales, como Airbnb y Booking, las cuales han impulsado el mercado de alojamientos de renta corta y fomentado el desarrollo de proyectos turísticos inmobiliarios orientados a este propósito.
El turismo urbano también ha tenido un auge importante durante este periodo, con la apertura de más de diez proyectos en la ciudad de Santo Domingo, gestionados mayormente por cadenas internacionales, y concentrados principalmente en el polígono central y en la Ciudad Colonial. Asimismo, en Santiago de los Caballeros también se inauguró recientemente el Residence Inn by Marriott que da soporte al Hospital Metropolitano de Santiago (HOMS), y están por inaugurar otros dos: Curio Collection by Hiltonen Santiago Center y el AC Hotel.
Desafíos actuales
El camino que hemos recorrido durante los últimos 120 años está lleno de lecciones importantes frente a la quinta etapa que se inicia al cumplir la meta de los diez millones de visitantes. Si bien la industria sin chimeneas ha sido una de las principales fuentes de desarrollo económico y generación de empleos de los últimos treinta años, este hito nos obliga a reflexionar sobre los tropiezos que hemos cometido a lo largo de este recorrido.
La destrucción de importantes ecosistemas marinos, como los manglares y arrecifes, la privatización de zonas costeras y la vulnerabilidad del modelo turístico actual frente a los efectos del cambio climático y las crisis económicas internacionales son solo algunas de las variables que el sector debe enfrentar para asegurar un desarrollo sostenible de la industria turística. Además, es crucial considerar los efectos del turismo en el costo de la vivienda, la gentrificación y la canasta familiar, con el fin de evitar que se agraven aún más los problemas de desigualdad social que ya afectan a la economía dominicana.
Además, ejemplos como la demolición del antiguo Hotel Jaragua en 1985 y la amenaza latente de demolición del actual Hotel Hispaniola para dar paso a la construcción de un centro de convenciones en Santo Domingo son lecciones que subrayan la importancia de rescatar y revitalizar nuestro patrimonio arquitectónico, que incluye un extenso catálogo de inmuebles turísticos. En este contexto, será fundamental diversificar y diferenciar nuestra oferta turística mediante la inclusión de nuestro patrimonio natural, como los parques nacionales y áreas protegidas, y nuestro patrimonio cultural, compuesto por tradiciones y arquitectura. Además, es crucial regular los nuevos proyectos que puedan representar una amenaza para la conservación de este valioso legado.
Dicho esto, debemos sentirnos optimistas y orgullosos del futuro que se avecina para nuestra industria turística y estar seguros de que, si alguna lección nos deja este legado tangible de más de un siglo, es que, con constancia y paciencia, somos capaces de superar cualquier reto para que el turismo continúe siendo uno de los motores del desarrollo nacional.
Fuentes consultadas
- Archivo de Arquitectura Antillana. (2014). «Docomomo Dominicano: Arquitectura moderna en la República Dominicana». N. 53, Santo Domingo, República Dominicana.
- Arquitexto (1989), «Arquitectura turística en la República Dominicana». N. 12, Santo Domingo, República Dominicana.
- Calventi, R. (1986). Arquitectura contemporánea en República Dominicana. Santo Domingo, República Dominicana.
- Delmonte, J. E. (2014). Los primeros grandes hoteles en República Dominicana. Santo Domingo, República Dominicana.
- Delmonte, J. E., et al. (2008). 60 años edificados: Memoria de la construcción de la nación. Santo Domingo, República Dominicana.
- Klebold Press. (1920). Libro Azul de Santo Domingo / Dominican Blue Book. Nueva York, Estados Unidos.
- Martínez Suárez, A., & Messina, R. (2021). Jaragua No Cae. Santo Domingo, República Dominicana.
Desarrollo Hotelero de la República Dominicana
Las etapas del desarrollo hotelero no solo se definen cronológicamente, sino también por factores históricos, económicos, sociopolíticos y culturales. También se consideraron los avances en infraestructura y nuevos modelos de alojamiento que reflejan la evolución de la industria turística. Queda pendiente la creación de un inventario y un estudio más detallado que permita profundizar en las características estilísticas de cada período.
Primer período (1900-1929)
Los primeros hoteles modernos del país surgieron impulsados por el capital privado —, especialmente de inmigrantes españoles— y marcados por el crecimiento económico desde finales del siglo XIX. La arquitectura de estilo ecléctico y el uso de hormigón armado caracterizaron esta etapa, la cual ofrecía “confort moderno” a los visitantes.
Segundo período (1930-1961)
Esta fase corresponde a la dictadura de Trujillo. Durante este periodo, el Estado comenzó su participación en la industria hotelera con la construcción del Hotel Jaragua, el primero de gran escala del país, junto con otros hoteles en ubicaciones estratégicas para aprovechar los atractivos naturales. La creación de infraestructura turística estatal fue clave, y se alineó con la visión de modernidad del dictador.
Tercer período (1962-1992)
Tras la muerte de Trujillo, el Estado impulsó el turismo mediante leyes y la creación de Corphotels (1969) y de Infratur (1971) gracias a financiamientos internacionales. Se desarrollaron los primeros polos turísticos como Puerto Plata y Costa Caribe, y complejos de lujo como Casa de Campo y Punta Cana. Las mejoras de la infraestructura aeroportuaria respaldaron el turismo en expansión. Eventos internacionales como los Juegos Centroamericanos y del Caribe (1974 y 1986), Miss Universo (1977), la visita de Juan Pablo II (1979, la primera de un papa a América), el concierto de las Américas (1982) y el quinto centenario (1992) fortalecieron la oferta hotelera del turismo urbano.
Cuarto período (1992-2023)
El turismo experimentó un boom a partir de 1992, con un rápido aumento de visitantes y de la infraestructura hotelera. Las inversiones en aeropuertos y carreteras contribuyeron a fortalecer los primeros destinos y a que surgieran otros, como Pedernales y Miches, que impulsaron la diversificación turística. Las nuevas plataformas digitales y la expansión de las terminales de cruceros y puertos deportivos o marinas marcaron la modernización del sector y consolidaron a la República Dominicana como un destino turístico internacional.