Segundas residencias: evolución del diseño vacacional en la República Dominicana

Diana Dalmasy es una arquitecta con una amplia y exitosa trayectoria profesional, y en este artículo reflexiona sobre la evolución del diseño vacacional en la República Dominicana. Expone cómo los avances tecnológicos y los cambios sociales han transformado los proyectos de residencias vacacionales pero manteniendo siempre el objetivo de crear espacios únicos y memorables que reflejen las necesidades y la personalidad de los propietarios. Su testimonio se ilustra con ejemplos de segundas residencias desarrolladas en las últimas décadas, realizadas por varios autores, incluida ella misma.

TRADICIÓN VS. MODERNIDAD. Casa Z, Tomás Auñón y Joaquín Ortiz (Jarabacoa, 1941) y Casa Calma, Desangles Abreu (Punta Cana, 2022). Dos ejemplos de segundas residencias vacacionales que reflejan la evolución de esta tipología: una vivienda de mediados del siglo XX, con enfoque en la integración con el entorno natural y el uso de materiales tradicionales, y una casa de diseño actual que responde a los nuevos estándares del turismo de lujo, priorizando el confort, la elegancia y la conexión entre espacios interiores y exteriores

A lo largo de las últimas décadas, la arquitectura de la República Dominicana ha sido testigo de una transformación profunda, especialmente en la zona este del país. En este contexto, los proyectos residenciales vacacionales han experimentado una evolución significativa y se han adaptado a nuevas demandas y expectativas. Este proceso ha implicado no solo un cambio de la forma de diseñar, sino también de cómo se conciben y disfrutan los espacios, siempre con el objetivo de crear entornos que reflejen la esencia de los propietarios y el espíritu del lugar.

TIPOLOGÍAS ADAPTADAS A DISTINTOS ENTORNOS TURÍSTICOS. Las segundas residencias vacacionales ofrecen una diversidad de tipologías, desde casas en complejos de golf con vistas al campo, chalés en montaña integrados con la naturaleza, viviendas frente al mar que aprovechan las vistas y la brisa marina, hasta residencias en puertos deportivos con acceso directo a muelles para actividades náuticas

A finales de los años setenta surgió en la República Dominicana un nuevo concepto de turismo vacacional con la creación de Casa de Campo en La Romana, un hito del desarrollo de resorts en el país. Hace cinco décadas, destinos como Jarabacoa, Juan Dolio, Boca Chica y Sosúa eran los preferidos para las vacaciones. Las familias solían construir casas en estos lugares para disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad, en un contexto en el que el lujo no era una prioridad, sino la conexión con los recursos naturales.

El concepto de lujo en las viviendas vacacionales de aquella época era muy diferente al actual. Estas casas eran más pequeñas y sencillas, y la recreación se centraba en actividades simples, como paseos a pie o a caballo y visitas a amigos o vecinos, sin la necesidad de las sofisticaciones de hoy. Con el tiempo surgieron deportes como el golf, el polo y el tenis, así como actividades de entretenimiento más elaboradas que se incorporaron como incentivos para promover la venta de complejos habitacionales más modernos.

DIVERSIDAD DE ESTILOS ARQUITECTÓNICOS. La arquitectura muestra una rica diversidad que va desde diseños tradicionales inspirados en la arquitectura antillana y colonial caribeña hasta interpretaciones modernas y minimalistas adaptadas al entorno tropical. Estos estilos integran elementos como galerías y patios, mientras que las propuestas contemporáneas reinterpretan estos conceptos mediante el uso de materiales locales y soluciones sostenibles

En aquella época, las construcciones auxiliares de exterior —como los gazebos o palapas— eran conocidas como enramadas, estructuras simples sin paredes, con techos de cana o zinc, que ofrecían un espacio de sombra ideal para disfrutar de la brisa en el patio. Equipadas con mecedoras de madera y guano, estas enramadas se convertían en el lugar perfecto para la tranquilidad. Los adultos se reunían en las galerías para conversar, mientras los niños jugaban libremente al aire libre, sin la presencia constante de la tecnología que hoy en día caracteriza nuestras vidas.

Los estándares de confort han cambiado significativamente con el tiempo. En el pasado, el último en bañarse en un «chalet» solía recibir agua fría sin mayores inconvenientes. Hoy en día, las expectativas son mucho más altas: sistemas de recirculación garantizan que el agua caliente esté disponible al instante, y los sistemas de purificación y ablandadores de agua contribuyen a la durabilidad de los modernos grifos diseñados por arquitectos de renombre. El aire acondicionado, que antes era un lujo, se ha convertido en una necesidad básica. Los antiguos abanicos y las telas de mosquitero han sido reemplazados por sistemas de climatización eficientes y casi invisibles, que no solo climatizan las habitaciones principales, sino también lugares insólitos como clósets, cocinas e incluso baños.

ELEGANCIA DE LOS ESPACIOS. La evolución de las residencias vacacionales contemporáneas se manifiesta en las áreas sociales, que abarcan desde terrazas y enramadas tradicionales hasta gazebos modernos, estancias elegantes y cavas de vino exclusivas, ambientes versátiles que combinan confort y diseño para el disfrute al aire libre y la vida social

Otro aspecto que ha sufrido una transformación profunda es el consumo de energía. En el pasado, bastaba con que el último en acostarse apagara las luces, y eso era suficiente. Hoy en día, la tecnología permite controlar todo el sistema eléctrico de una vivienda con un simple comando de voz o desde un teléfono móvil, y se crean ambientes personalizados para cada ocasión. Además, es posible simular la presencia en casa cuando se está fuera o disfrutar de música ambiental sin interrupciones gracias a la integración de sistemas inalámbricos.

En mi experiencia, el diseño de villas vacacionales o segundas residencias requiere un enfoque distinto al de un hogar principal. Mientras que una residencia principal debe ser flexible y neutral para adaptarse a los cambios y necesidades de sus habitantes a lo largo del tiempo, una villa vacacional se concibe como un espacio para la creatividad y el disfrute. Es un lugar donde se puede experimentar con el diseño, sorprender a los invitados y, además, explorar ideas que difícilmente se implementarían en una residencia habitual.


EQUIPAMIENTO DE BAÑOS Y COCINAS. Además de un diseño funcional, se prioriza el uso de materiales de alta calidad, la creación de espacios que combinan tecnología, comodidad y estética, con detalles como saunas privadas, amplios lavamanos dobles, y cocinas integradas con áreas sociales para brindar una experiencia de uso versátil y elegante

Aunque estas casas están destinadas al esparcimiento, poseen un alma, una personalidad única que las hace memorables. Algunas transmiten serenidad, mientras que otras son atrevidas o coquetas. La naturaleza de este carácter depende de cómo el arquitecto interpreta las necesidades del cliente, a menudo basándose en lo que no se expresa de manera explícita, captando el lenguaje no verbal. Se trata de una obra que debe reflejar la esencia de quienes la habitarán, y cuando logramos esto, podemos decir que hemos alcanzado el éxito.

A menudo me preguntan cuándo me retiraré. La verdad es que no lo considero necesario. He tenido la fortuna de trabajar en una profesión estimulante y gratificante que me ha permitido aprender de culturas diversas, incorporar nuevas tecnologías y enfrentar desafíos constructivos junto con mis colegas. Pero, sobre todo, he tenido la oportunidad de crear algo desde la nada y verlo materializarse, sabiendo que perdurará más allá de mi propia existencia. Por todo esto, no tengo razones para detenerme. Como dice la canción de Alberto Cortez: «Qué suerte he tenido de nacer».


La arquitecta Diana Dalmasy (UNPHU, 1983) tiene una trayectoria que se remonta a sus días de estudiante. Comenzó como dibujante en las oficinas de José Horacio Marranzini, y participó en los inicios de Casa de Campo, el primer resort del país. Tras 15 años de experiencia se trasladó a Punta Cana en 1998, donde se convirtió en testigo y gestora del desarrollo inmobiliario de la región. A través de su empresa, Diana Dalmasy y Asociados, ha dejado su huella en diversos proyectos turísticos, desde villas vacacionales hasta hoteles como Tortuga Bay, Four Points, Westin at Punta Cana, y centros comerciales como el Blue Mall. Su dedicación a la excelencia la ha consolidado como una figura de confianza para sus clientes, esto es la mayor satisfacción de su carrera.

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