El Centro Cultural Taíno Casa del Cordón fue fundado tras el acercamiento del arqueólogo Manuel García Arévalo al Banco Popular Dominicano en 2019, y conserva y divulga la herencia taína de los primeros pobladores de Santo Domingo. Ubicado en el entorno histórico de la Ciudad Primada, ofrece un espacio permanente de actividades que fortalecen la identidad dominicana y conservan un patrimonio arquitectónico y cultural de gran valor.

Considerado como uno de los primeros inmuebles de piedra construidos en el nuevo asentamiento de la ciudad, justo en aquellos primeros años del siglo XVI, ya le aporta una valía primordial. La acumulación de cinco siglos de uso lleva a nuestra imaginación a restituir eventos que juegan a la ficción con un marcado sentido de veracidad.
Dentro de sus muros se han producido muchas historias, algunas memorables y otras propias de una cotidianidad cercana a lo predecible, todas ellas han sido parte de un entramado de vidas y actividades que lo convierten en testigo imprescindible para la historia de la urbe y de toda América. Los textos de los primeros cronistas de Indias difieren en cuanto a su construcción: se indica, por un lado, que fue la primera casa que se comenzó a construir en material duradero; por otro, que hubo algún español que inició obras antes que el propietario de la Casa del Cordón, don Francisco de Garay. Los más audaces han expresado la idea de que la propiedad data de años previos en que la ciudad estuvo en la margen oriental del Ozama, aunque tal vez de madera. Estas distintas versiones, tan comunes entre las crónicas de la época, confirman el hecho de su antigüedad en la lista de las primeras casas de la ciudad luego de que las primeras construidas con madera sucumbieron a los vientos de un huracán. Desde temprano, los europeos experimentaron los azotes de los vientos y los movimientos telúricos que sirvieron para adaptar sus construcciones a las adversidades que produce la naturaleza.

La vivienda surgió para mantenerse erguida al paso de los años, ya que su primer propietario la concibió como un palacio al estilo castellano, una edificación noble en factura y estilo, propia de un personaje cargado de riqueza y posición política a inicios de la conquista americana. La ubicación y escala del inmueble denotan privilegios innegables, frente a la primera plaza de la ciudad y en el eje de entrada del puerto, y es probable que jugara un papel fundamental en el trazado original de la villa, hecho por el gobernador Nicolás de Ovando en 1502.
La casa, por tanto, tiene un valor histórico extraordinario por su presencia desde la fundación de la ciudad y en la vida cotidiana a orillas del Ozama, morada de figuras relevantes en sucesivas etapas, usos de todo tipo, alteraciones propias del tiempo y desconfiguración de sus características primarias por interventores sin conocimiento de sus características.
La huella de esos distintos
En el tiempo, hubo sucesos múltiples de triste recordación. Se señala que en ella se colocó la balanza recaudadora de los 25,000 ducados exigidos por el pirata inglés Francis Drake para devolver la ciudad a las autoridades españolas. También, las centenas de años del inmueble determinan el traspaso de la propiedad a otras familias locales, quienes le dieron usos diversos. Por ejemplo, fue hotel en diferentes etapas y se subdividió en varias áreas independientes para usos residencial y comercial. Las fotografías más antiguas que se conservan muestran la presencia de locales comerciales, oficinas, cuarterías y otros usos indiferentes a su importancia histórico-arquitectónica. Antes de su restauración en 1974, la fachada poseía un balcón volado perimetral que la acompañó por casi cien años, similar a los que abundaron en la ciudad en esa etapa de adaptación antillana de la arquitectura local.

El criterio de los restauradores en ese momento fue restituir la huella más antigua del inmueble en base a interpretaciones, ajustes y señales determinadas en arqueología y referencias históricas, por lo que se eliminó todo elemento contrario a períodos posteriores a sus años iniciales. Los trabajos estuvieron a cargo del Arq. Teódulo Blanchard, del equipo de la Oficina de Patrimonio Cultural, y fueron patrocinados por el Banco Popular Dominicano para el establecimiento de su sede principal.
Durante dieciocho años fue utilizada para esos fines, hasta la construcción de una nueva sede del Banco, en 1992. La relación establecida entre el inmueble y el Banco Popular quedó sellada con la reproducción en mayor escala del portal con su cordón franciscano en el nuevo edificio corporativo de la empresa. Previamente, ya el portal había sido incorporado como logotipo del banco, en una muestra de relación y compromiso entre el inmueble y la institución bancaria. Una vez que se trasladó la sede, la Casa del Cordón quedó como sucursal, con algunas oficinas administrativas, hasta su cierre en 2021 para dedicarla a uso cultural dentro del circuito de instituciones del entorno histórico de Santo Domingo. Una nueva etapa surge para el emblemático inmueble, ahora convertido en una institución denominada Centro Cultural Taíno Casa del Cordón, bajo el auspicio del propio Banco Popular Dominicano.

El Centro Cultural Taíno Casa del Cordón
Un acercamiento en 2019 del arqueólogo e historiador Manuel García Arévalo al Banco Popular Dominicano generó la conformación de una nueva institución destinada a la cultura, con particular interés en la herencia de los primeros pobladores de la isla de Santo Domingo. De reconocida labor como investigador y coleccionista de piezas pertenecientes a las etnias ancestrales, García Arévalo ha conservado un valiosísimo patrimonio, divulgado en publicaciones, congresos y exposiciones desde la fundación que lleva sus apellidos.

Preocupado por el futuro de ese fondo documental bajo su protección, propuso al Banco Popular Dominicano crear un espacio para la salvaguarda y exposición de algunas de sus piezas más representativas, lo cual fue acogido con entusiasmo por la entidad bancaria. La idea inicial fue adquiriendo matices de realidad cuando se determinó disponer de la Casa del Cordón para acoger la colección cedida por la Fundación García Arévalo. Surgía un proyecto de adecuación del histórico inmueble a un nuevo uso, acompañado de un cuidadoso enfoque museológico que conservara la integridad del sitio y permitiera ofrecer una experiencia novedosa en el contacto con la colección arqueológica y antropológica.

Bajo las directrices de un equipo formado por la vicepresidencia de Comunicaciones Corporativas, Reputación y Banca Responsable, dirigida por José Mármol, el proyecto museístico se convirtió en una prioridad para el grupo corporativo, el cual arribó a su sesenta aniversario en 2024. Esta fecha se convirtió en la clave para culminar un complejo proceso de conceptualización, diseño, restauración, museología, museografía e ingeniería, con la inclusión de los estándares más actualizados internacionalmente para proyectos similares en el que intervino un nutrido grupo de profesionales y personal multidisciplinario de expertos en montaje, mobiliario, iluminación, climatización, tecnología, comunicaciones y señalética.
CENTRO CULTURAL TAÍNO CASA DEL CORDÓN (2024)
Coordinación general José Mármol y Mariel Bera, VP Comunicaciones Corporativas, Reputación y Banca Responsable. Piezas taínas y curaduría Manuel García Arévalo, Fundación García Arévalo. Arquitectura, diseño y decoración de interiores Patricia Reid y Georgia Reid, Estudio de Diseño Reid. Consultoría de restauración Virginia Flores Sasso, arquitecta conservadora. Arqueología Ildefonso Ramírez. Museografía Carlos León; Jorge Ruiz (arquitectura) y Jesús García, Sit Spain (vitrinas, montaje). Contratista obra civil Obelisk, Roberto Piantini y Pablo Piantini. Sistema audiovisual integral CV Enlace, César Valverde. Producción audiovisual e interactiva Overlab Solutions, Francisco S. Guitard. Curaduría de la exposición Maestros de las Artes Visuales María Elena Ditrén, Culturarte. Directora CCTCC Carmen Rita Cordero. Asesor cultural José Enrique Delmonte