POR: Margarita González Auffant, museóloga, miembro del ICOMOS-ICOM
FOTOS: Francisco Manosalvas.
“Decir Estancia Nueva es decir Ramón Cáceres. Es por esto que Estancia Nueva pertenece a la historia. Allí nació el héroe el
15 de diciembre de 1866; allí vivió de niño y de hombre; allí concibió el golpe mortal que libró a la República de un tirano (Ulises Hereaux). Cáceres hizo de Estancia Nueva
el eje en torno al cual giró su actuación política desde el 26 de julio de 1899, en que mató al déspota, hasta el 19 de noviembre
de 1911, en que fue asesinado.” Del libro Ramón Cáceres de Pedro Troncoso Sánchez.
En un espectacular paraje entre Moca y Santiago se encuentra Estancia Nueva, una finca del siglo XIX fundada por la familia Vásquez y lugar en donde
“circunstancias fortuitas ponen en medio del destino personal de la joven Remigia Vásquez al gallardo mozo azuano Memé Cáceres, que había militado como teniente
bajo las órdenes del general José María Cabral y había participado en la guerra de Santomé cuando sólo tenía diez y siete años”. Allí, junto a otros familiares,
la pareja construyó una casa de madera estilo victoriano simplificado con una galería corrida al frente y un costado y las dependencias correspondientes al estilo de vida de la época.
La conceptualización del museo comenzó después de la intervención de restauración que hizo el arquitecto César Langa, a cargo del proyecto, que consistió en reparar y reproducir lo más fielmente posible lo que quedaba de la casa original y construir un anexo contemporáneo de bloques y hormigón armado para actividades culturales. Esto significó un gran reto para la museografía, ya que en vez de presentarse un proyecto consensuado en las necesidades de ambos aspectos, el arquitectónico y el museológico, se debió recurrir al arquitecto Langa para adaptar aspectos del museo de la mejor manera posible, por estar ya comenzado el proyecto
Los fotomontajes se integran a la arquitectura característica y original de la casa, es por eso que el material escogido
para estos murales es transparente. De esta manera, la vida de Ramón Cáceres se fusiona constantemente con los muros de madera de la casa, en una interacción magnífica. Si se hubiera escogido el material tradicional de paneles de yeso
(sheetrock) para los murales gráficos, la casa hubiera quedado anulada y las salas del museo darían la sensación de claustrofobia. Dos vitrinas rojas (el rojo es un color
emblemático en el museo, dada la trágica muerte tanto de Memé Cáceres como de su hijo Ramón) presentan dos piezas que son el núcleo de la historia que narra el museo: la banda presidencial y el sable del presidente Ramón Cáceres.