Arquitectura y género: del espacio doméstico al espacio público

Teniendo como guía la labor de la arquitecta feminista Dolores Hayden, enfocada desde el feminismo y el cuidado, ponemos sobre la mesa parte del trabajo realizado por las arquitectas dominicanas y su contribución a la incorporación de la perspectiva de género en la reflexión sobre la vivienda social y popular dominicanas y los desafíos de la ciudad en el siglo XXI. El conjunto de ensayos responde a dos ejes temáticos: el espacio doméstico y el espacio público. La inesperada llegada de la COVID-19 mientras realizábamos esta edición ha puesto de relieve la importancia de ambos temas y los aportes que el feminismo puede hacer en la tarea de repensar nuestro hábitat individual, familiar y colectivo.

Dolores Hayden describe en su obra La gran revolución doméstica la aportación realizada por un grupo de mujeres feministas en materia de vivienda colectiva a finales del siglo XIX y principios del XX en Estados Unidos. Esta aportación era casi desconocida antes de que Hayden comenzara su investigación sobre las comunidades socialistas de su país que, en paralelo, reveló la existencia de mujeres organizadas para poder trabajar y cuidar de los suyos, llegando estas a plantear y a construir otros modelos de residencia e, incluso, de organización urbana.

Ocaso, 1980. W. García

Pero Estados Unidos no es un caso aislado. Las mujeres, arquitectas o no, siempre han estado implicadas en la configuración, en la conservación y en el mantenimiento del entorno que habitamos, ya que han sido persistentemente actrices esenciales de la habitabilidad de las ciudades al atender, casi en exclusiva, todas las tareas de cuidado, en todas sus escalas. Y dicha acción continuada ha producido efectos sobre la ciudad y sobre la edificación que, aún hoy, no son bien reconocidos.

Por otra parte, la construcción del espacio que habitamos, a pesar de lo dicho en el párrafo anterior, aún está mayoritariamente en manos de reducidos grupos de poder. Superar esta situación requerirá incorporar las necesidades, puntos de vista y aspiraciones de todos, ya que pensar el espacio construido que habitamos debe ser una aspiración y un ejercicio de la ciudadanía, y hacerlo desde la perspectiva de género evidencia una responsabilidad y compromiso para con las personas. Incorporar la perspectiva de género en la República Dominicana supone promover la introspección y la pausa necesarias para mirar el camino andado y reconocer las omisiones, segregaciones y discriminaciones de las que, como arquitectos, urbanistas y promotores, hemos formado parte, consciente o inconscientemente, a través de la proyección de nuestros espacios, nuestras edificaciones y nuestras ciudades. Y es importante hacerlo, porque si no, cuando no se aplica la perspectiva de género, el hábitat se convierte en un colaborador necesario para el ejercicio de la violencia sobre las personas más vulnerables.

Ancianas en interior de vivienda, 1977. W. García

Según datos del Observatorio de Igualdad de Género, la República Dominicana cuenta con una de las tasas de feminicidios y homicidios de mujeres más altas de la región, en tanto que las cifras de homicidios de personas homosexuales y transgéneros son imposibles de rastrear desde fuentes oficiales, puesto que el país no tiene políticas definidas sobre diversidad identitaria. Estas estadísticas parecerían inconexas con el espacio arquitectónico, pero cuando se piensa en la arquitectura como símbolo —como sostiene Ernst Cassirer— y, por ende, como algo que es susceptible de plantear ideas espaciales de homogeneización cultural y de establecer jerarquías relacionales, los actos de habitar el espacio público o privado no son casuales y la forma de diseñarlo procura favorecer a unos sobre otros. Otro indicador importante es que, dada la falta de autonomía económica y menores ingresos, las mujeres son más proclives a estar en situación de pobreza. La mujer dedica mayor tiempo al trabajo no remunerado, esto es, labores domésticas y de cuidados no remuneradas para el propio hogar o para apoyo a otros hogares.

Debatir al respecto debería producir un hábitat construido más inclusivo y, en particular, debatir sobre “lo doméstico”, es decir, sobre el cuidado de las personas y del lugar en que vivimos, debería contribuir a suprimir la violencia estructural. En dicho debate han participado y participan las arquitectas dominicanas desde hace tiempo. Es la razón por la cual la revista Arquitexto plantea este tema central sobre “arquitectura y género”, en los que se abordan tanto el espacio doméstico como el espacio público. Para ello hemos seguido la guía del trabajo realizado por Hayden, enfocada desde el feminismo y el cuidado, en un momento en que en la academia y en la prensa muy pocas lo hacían. No solo queremos tomar su trabajo como guía, sino también homenajearlo, y la mejor manera es visibilizar críticamente el trabajo realizado por las arquitectas dominicanas.

Todos estos temas toman mayor vigencia ante la situación de vulnerabilidad causada por la crisis sanitaria y socioeconómica derivada de la COVID-19. La pandemia ha mostrado sin tapujos la crisis habitacional, el hacinamiento y la desigualdad de los territorios de la que hace tiempo se viene hablando. Sin embargo, esta misma crisis representa una oportunidad para promover la igualdad de género en las ciudades, en el hogar y en el lugar de trabajo. Una lectura en clave feminista de la pandemia contribuirá a diseñar políticas públicas y una planificación urbana que tengan como eje la sostenibilidad ambiental, la solidaridad y la dignidad humana.

Yina Jiménez Suriel
Arquitecta y curadora dominicana, máster en Historia del Arte y Cultura Visual, enfoque en estudios visuales por la Universitat de València (España). Egresada del programa Curando Caribe. Fundadora en 2015 de Locus_colectivo. Su tesis de maestría “Los caballetes de cristal de Lina Bo Bardi. Supresión del género en el espacio expositivo” fue incluida en el 2.o Simposio Internacional Dearq de la Universidad de los Andes. Actualmente es coordinadora de Artes Visuales y Exposiciones del Centro León.

Carlos J. Gómez Alfonso
Doctor en arquitectura, socio en el estudio gomez + alvarez arquitectes, desde donde desarrollan proyectos, obras e informes en el campo de la edificación y del urbanismo a partir de la perspectiva de género. Docente en el departamento de Proyectos Arquitectónicos y desde 2017 director del Área de Infraestructuras de la Universidad Politécnica de Valencia. Profesor invitado en Aquisgrán y La Sapienza, Roma, 2018. Desde 2011 es miembro del Grupo de Investigación de Arquitectura Contemporánea (GIAC) de la UPV.

Eva M. Álvarez Isidro
Doctora en arquitectura, socia del estudio gomez + alvarez arquitectes, docente en el departamento de Proyectos Arquitectónicos de la Universidad Politécnica de Valencia, España. Ha sido profesora invitada en la Leibinz Univeristät, Hannover, y en la Architectural Association School of Architecture, Londres. Directora del seminario internacional Women in Architecture, en Valencia en 2015. Coordinadora de la serie de exposiciones «On Stage!» 2011 y 2012 y colaboradora en 2014. Miembro de la red GDUS (Gender Diversity and Urban Sustainability) desde 2009.

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