Villa Neblinas

Tomando todas las ventajas del hermoso emplazamiento de montaña del proyecto ecoturístico Las Rieras de San José de las Matas (Santiago, República Dominicana), se levanta esta vivienda vacacional denominada Villa Neblinas. Ubicada en el claro más amplio del terreno, la casa está rodeada de un frondoso bosque de pinos y logra una respetuosa y armoniosa simbiosis entre arquitectura y paisaje. La volumetría de la casa se muestra austera en la llegada, pero una vez dentro se conecta de forma espectacular con el paisaje circundante.

La distribución de los espacios aprovecha la topografía accidentada del terreno y organiza las áreas programáticas: recreativas, sociales e íntimas, en diferentes niveles, cada uno de los cuales está marcado por la relación de los árboles que la circundan. El interior bañado por la luz natural y el verde exuberante del entorno se completa con un mobiliario moderno y simple. Los materiales y texturas contemporáneos contrastan con los naturales en una expresión contemporánea y cálida a la vez, mientras el paisajismo utiliza las especies endémicas para complementar a la perfección la arquitectura.

El proyecto comenzó en un bosque degradado, resultado de las malas prácticas tradicionales comunes a mediados del siglo pasado, caracterizadas por el saqueo de los mejores árboles, incendios constantes para eliminar el bosque y promover el pasto, con lo que quedaba un paisaje triste y degradado prácticamente sin capacidad de regeneración propia.

Una casa familiar, típica, modesta, anónima, cerrada al paisaje y en cierta medida insegura, fue testigo durante esos años. Hoy, esa casita es Villa Neblinas. Bosque y vivienda, ambos restaurados y renovados, forman parte de ese majestuoso paisaje.

El nivel superior aloja las tres habitaciones y un área social más íntima. La casa conecta con el cielo y se aprecia todo el entorno por encima de las copas de los árboles. En un tercer nivel semisoterrado, que aprovecha la topografía irregular, se organizan las áreas recreativas, terrazas y piscinas. Aquí la casa hace contacto con el terreno e invita a disfrutar lo más preciado del lugar, las sombras de los árboles, la piscina, la terraza y el jardín.

Aunque de apariencia ligera, se utilizó una estructura combinada de hormigón armado y metal. Los materiales locales predominan en las terminaciones y recubrimientos de la vivienda. El granito y la coralina se utilizan como revestimiento de pared y piso por su parecido con el terreno. Se destaca el uso de la madera de pino tratado con un wash blanco; la madera de teca producida localmente se utiliza en los plafones y pavimentos de las habitaciones y las terrazas, y en los espacios de la cava y el sauna.

El mobiliario es en su mayoría de líneas modernas y sirve de complemento a la arquitectura, ofreciendo funcionalidad y calidez a los ambientes gracias al predominio de la madera de diversas tonalidades y terminaciones, el tono oscuro del exterior contrasta con los claros del interior, las fibras y texturas naturales, y los colores claros de los textiles.

La luz natural está presente de manera majestuosa, es un recurso muy bien aprovechado en el diseño de interior. La iluminación nocturna es espectacular, certera, sencilla y puntual. Cada elemento se siente protagonista de la obra.

Quizá lo más novedoso y característico de este proyecto es su emplazamiento y el manejo del paisajismo, autoría del mismo arquitecto De Moya, que prioriza un tratamiento ecológico del lugar. “En los años ochenta, al inicio del aprovechamiento, el lugar era una finca con un plan de manejo científico forestal a pesar de tener un aserradero.

La perspectiva del cerro Angola corona el paisaje; es uno de los picos más altos de la zona, y a la distancia devuelve la mirada agradecida por una obra hermosa, sin ostentación y sobre todo respetuosa del medioambiente y la naturaleza. Un conjunto de arquitectura y paisajismo que conforman un magnífico lienzo.