PICUDA Santo Domingo 2023 – Entrevista a Sou Fujimoto

X: ¿Qué te inspiró a estudiar arquitectura?

SF: Es una larga historia. Desde mi infancia me encantó hacer cosas con las manos porque a mi padre le gustaba hacer arte, pintura y escultura, aunque era médico. En casa teníamos muchos libros relacionados con el arte y uno solo relacionado con la arquitectura (sobre Antonio Gaudí) que descubrí cuando tenía 13 o 14 años. Pero ese no fue el momento en que decidí ser arquitecto, simplemente me permitió entender que el diseño arquitectónico es una actividad creativa, como el arte.

Como estudiante de escuela secundaria, me interesé mucho en la física y las matemáticas. En especial, leí mucho a Einstein y su inspiración me llevó a pensar y a ver al mundo de una nueva manera. Eso me fascinó. Cuando entré a la universidad pensé estudiar física o matemáticas, pero desde el primer día me di cuenta de que no era para mí (contrariamente a mis compañeros, no entendía nada) y simplemente me rendí. Finalmente, después de los dos primeros años de estudios generales, no sé exactamente porqué, elegí la arquitectura. Quizá por la influencia de Gaudí haya o simplemente por el deseo de hacer algo artístico.

Ya en la escuela de arquitectura conocí la obra de Mies van der Rohe y quedé realmente sorprendido, fascinado por su revolucionaria invención de una nueva arquitectura. Para mí fue casi lo mismo que Einstein. El primer ejercicio en la escuela de arquitectura fue sobre el Pabellón de Barcelona: usando solo una pared, con tres alturas diferentes y un techo plano, puedes hacer lo que sea, es como una composición. La expresión de la maestra: “Tienes algo de talento, estás yendo muy bien”. Entonces pensé: “Bueno, tengo algo”. Es así como paso a paso entré de lleno a la carrera; sentí cada vez más una gran pasión, más y más… hasta ahora.

X: En tu trabajo exploras la relación entre naturaleza y arquitectura. ¿Hay algún proyecto específico en el que lleves esa relación al extremo?

SF: Sí, está relacionado con mi ciudad natal, porque nací y crecí en Hokkaido, es una isla del norte, una zona rural. En mi infancia jugaba en el bosque todos los días. Cuando me mudé a Tokio, me encontré en una situación completamente opuesta, desde el bosque hasta un ambiente súperartificial y caótico. Cuando comencé a estudiar arquitectura se dio una situación interesante porque me sentí bastante cómodo y empecé a descubrir cierta relación con el bosque de mi ciudad natal y la situación de Tokio, a pesar de ser muy disímiles. Todas las cosas diferentes parecían superponerse y podrían tener algunas interrelaciones entre sí. El diseño arquitectónico se ocupa de esos artefactos. En mi mente, el entorno natural estaba ahí. En la cultura japonesa existe este tipo de relaciones entre la naturaleza y los artefactos. Cuando comencé mi propia carrera, todos empezaron a pensar en sus propios estándares. En mi caso, fueron mis raíces: mi ciudad natal, los días de infancia, el medio ambiente, Tokio y la cultura japonesa, la interrelación entre naturaleza y cultura… Así que no se trata de un proyecto específico, sino más bien una actitud o una visión de cómo hacer las cosas en arquitectura.

X: ¿Qué piensas de la arquitectura del trópico, la arquitectura específicamente del Caribe?

SF: Es la primera vez que vengo, primer día, hoy, y último día, mañana. No he visto mucho en tan poco tiempo. Caminé esta mañana por el campus (de la UNPHU) y me encantó porque predomina la naturaleza. Los edificios y los espacios abiertos crean una buena relación, toda la atmósfera es bastante relajante, el cielo abierto y menos denso. Si estás en la sombra, a pesar de que hay una luz solar tan fuerte, es un cómodo espacio al aire libre. Es bastante bonito, realmente me encanta.

X: ¿Puedo preguntarte cuál es tu proyecto más emblemático?

SF: Elegir uno es difícil. Por supuesto, uno de los más importantes fue el Pabellón Serpentine (2013). Fue bastante experimental, fue un desafío redefinir ese lugar para las personas mediante un nuevo diseño arquitectónico. Sin columnas ni vigas estructurales fuertes, todos los elementos eran realmente sutiles para hacer una nube. Al mismo tiempo era como crear un mueble en el paisaje, en el que se destacaba la transparencia, la translucidez, la contraposición entre simplicidad y complejidad, la relación entre el interior y el exterior. Gracias a ese proyecto aumentó el reconocimiento internacional de mi práctica.

X: ¿Y qué tal tu experiencia con el nuevo campus de la Expo Osaka 2025?

SF: Es bastante interesante, como un desafío, porque la Exposición comenzó en el siglo 19 y su significado es el punto principal. Creo que ha cambiado, por lo que el plan maestro es una especie de planificación urbana que debía brindar al mismo tiempo una experiencia cálida y espectacular. Finalmente, lo que propusimos fue un anillo inmenso, una enorme estructura de madera que vinculara la construcción de madera tradicional japonesa con el futuro. También se relaciona con el pensamiento sostenible. Tuvimos en cuenta la unidad y la diversidad, una visión bastante importante para las futuras relaciones globales. La gente puede caminar hasta el techo del anillo. Cuando estás en la azotea puedes sentir que todo el cielo está cortado por un círculo puro. Es como un intento de crear todo el cielo como un fuerte monumento de la Expo, no hecho por elementos artificiales, sino por el cielo mismo. Esa sería la visión filosófica, hacer un cielo compartido por todos. En este sentido, esas escalas gigantescas y esas ocasiones excepcionales en las que tantos países se juntan y permanecen en un solo lugar durante seis meses lo hacen bastante emocionante. No se trata de competir, sino de compartir los diferentes antecedentes culturales, conocimientos y pensamientos. Ese es el objetivo.

EXPO 2025 OSAKA, isla de Yumeshima, Japón (en construcción).

X: ¿Hay algún aspecto de sostenibilidad en el proyecto?

SF: Sí, esa es una parte desafiante porque la exposición solo dura seis meses y las cosas temporales no son tan sostenibles. El material en sí, por supuesto, es sostenible. Se trata de cómo reciclar y reutilizar cuando termine el evento. Estoy pidiendo al pabellón nacional y a todos los demás que diseñen el pabellón pensando no solamente en el espacio, sino también en el después. Creo que el proyecto es un buen escaparate para ver nueva tecnología o nuevas ideas para el reciclaje sostenible, la reutilización de la arquitectura es responsable.

X: ¿Tienes alguna premisa o algún principio con el que comienzas a crear de una forma muy audaz? Admiramos mucho tu trabajo, que tienes esta gran idea de trabajar con el contexto y luego intentar recortar o integrar el entorno, con el usuario como centro. ¿Hay alguna receta?

SF: La situación arquitectónica siempre es diversa: un lugar, una condición climática, un trasfondo cultural y, por supuesto, un sitio, un entorno y una solicitud diferentes, con exigencias diferentes. En cada ocasión, lo que hago es ver y escuchar toda la situación, no para aplicar algo, sino para hacer una síntesis y dar una respuesta que satisfaga las particularidades del proyecto. Esa es la receta en cierto sentido.

X: Escuchar el sitio.

SF: Sí, no es una receta fácil porque siempre hay que tener mucho cuidado y luego hay que ser muy honesto y respetuoso con toda la situación. Es por eso por lo que algunas de nuestras obras no se parecen, porque cada una es el reflejo de la singularidad de cada encargo.

X: ¿Cómo abordas cuando diseñas para diferentes culturas y lugares?

SF: Sí, de nuevo, es lo mismo. Me gusta inspirarme en las diferentes situaciones específicas del proyecto y tratar de descubrir qué es adecuado y cuáles son las características fuertes ocultas. Por supuesto, hay inspiraciones culturales, que a veces pueden expresarse directa o indirectamente. Siento curiosidad por todo. Tomo en cuenta todos los tipos de elementos diferentes —toda la atmósfera, desde la comida hasta el lenguaje— y trato de encontrar hermosas integraciones. Creo que tener la mente abierta es lo más importante.

VILLAGE VERTICAL. Rosny-sous-Bois, Francia (2018).

X: ¿Cómo crees que debería ser la arquitectura del futuro? ¿O qué deberíamos hacer? Sabemos que es una pregunta difícil.

SF: Sí, es interesante. Siento que no se trata de lo que debería ser, sino de que podría tener muchas posibilidades diferentes. Porque si solo tienes una manera de cómo debería ser, sería un poco aburrido. Podemos decir que están apareciendo cientos de posibilidades diferentes. Pero, por supuesto, como fundamental debería tener buena relación con la naturaleza, porque estamos en la Tierra y debemos estar juntos con la naturaleza. Entonces, una de las claves es cómo crear la diferencia y las diversas relaciones entre la naturaleza y nuestra vida.

SERPENTINE GALLERY 2013.

También podría ser de qué forma el lugar puede permitir que surjan las diversidades. El lugar o el espacio arquitectónico no debe obligar a las personas a hacer cosas de manera específica, sino más bien permitir que las personas hagan lo que quieran. Una buena coexistencia o la convivencia de diferentes cosas podría ser una buena dirección para el futuro. Creo que, de todos modos, en el futuro llegaremos a las interrelaciones realmente complejas o diversas entre personas y personas, o las personas y la naturaleza. Todo ese ecosistema que también es parte de las interrelaciones. Me gusta pensar en ello: este es el tiempo de las interrelaciones o hiperinterrelaciones. Podría ser muy interesante la propuesta arquitectónica.

X: Sobre el papel de la arquitectura, ¿cómo puede influir en la calidad de vida, especialmente en la vivienda, algo que el arquitecto a veces se olvida?

SF: Es un aspecto muy importante. El papel de los arquitectos es crear un lugar para las personas donde puedan tener su propia vida junto con otras personas en un mundo muy diverso. Eso es lo básico. Una vez más, no es como obligar a la gente a una determinada manera, es más bien tener la mente abierta a la flexibilidad. Sí, abrir posibilidades y la oportunidad de crear buenas relaciones. Probablemente ir más allá de un sistema funcional estricto, porque si diseñas algo superfuncional, entonces no es tan adecuado para la flexibilidad o la ambigüedad de la mente humana. Debería pensarse en una apertura más generosa, una apertura que permita realizar nuestros sueños.

L’ARBRE BLANC. París (2019).

X: ¿En qué estás trabajando ahora mismo, que te entusiasma de volver a tu escritorio?

SF: Hay muchos proyectos, la Expo. Es un desafío llevar la naturaleza a la situación urbana o arquitectónica o ir más allá de los límites entre arquitectura, ciudad, calle y paisajismo. Creo que esos límites ahora están desapareciendo, como si estuviera ocurriendo una situación cruzada. La arquitectura se funde con el diseño urbano o con el paisaje. Son como capas que se superponen y cambian, lo que permite que haya diversidad de lugares. El proyecto realmente está llegando al límite real. Eso es muy, muy emocionante y divertido.

X: En el contexto académico, ¿qué consejo les puedes dar a los jóvenes estudiantes o futuros profesionales?

SF: Yo creo en el futuro venidero. El diseño arquitectónico y la planificación urbana se están volviendo cada vez más importantes. Las avanzadas tecnologías de la información, las nuevas industrias, las nuevas ideas del mundo real surgen constantemente. Vivimos un momento realmente emocionante para pensar en cómo es nuestro entorno de vida y, por supuesto, también en la sostenibilidad. Por lo tanto, una nueva forma de pensar debe redefinir también la práctica. ¿Un consejo? Creo que cada vez más el punto de partida es bastante simple. En mi caso, fue la fascinación por Mies van der Rohe. Eso cambió mi vida. Los jóvenes estudiantes pueden encontrar esas cosas importantes para ellos y, a partir de ese punto, inspirarse. Pienso que también es fundamental viajar, conocer la gran arquitectura de todo el mundo, la histórica y la contemporánea. Eso siempre es muy, muy importante. Debes aprender de la historia y puedes aprenderla viajando.

X: ¿Cómo es la colaboración entre tus oficinas de Tokio, China y París?

SF: Vivo en Tokio y voy una vez al mes a Europa y a China. Básicamente es lo mismo porque siempre estoy conectado digitalmente con todos los equipos. En la oficina de Tokio son unas 60 personas; en París, alrededor de 20. Hay una conexión perfecta.

HOUSE OF MUSIC. Budapest (2022).

X: Incluso con el poco tiempo en el país, ¿hay algo que te haya llamado la atención?

SF: Sí, me han encantado los sentimientos positivos y relajantes, junto con el clima y el ambiente muy amigable de la gente. Siento la vida real aquí.

X: Muchísimas gracias por tu tiempo y de nuevo bienvenido a la República Dominicana.

Sou Fujimoto
Nacido en Hokkaido (Japón) en 1971, se graduó en arquitectura en la Universidad de Tokio en 1994. Al finalizar, en vez de unirse a grandes estudios, optó por realizar pequeñas obras de forma independiente. En el año 2000 estableció su propio estudio, Sou Fujimoto Arquitectos. Su reconocimiento creció a partir de 2005 y ganó el premio Architectural Review Awards en tres ocasiones consecutivas en la categoría de emergente. En 2008 ganó el premio JIA (Japan Institute of Architects) y el premio del World Architecture Festival en la sección de casas particulares. En 2013 fue seleccionado para diseñar el pabellón temporal de la Serpentine Gallery de Londres. Su obra El futuro primitivo (2008) fue uno de los libros de arquitectura más vendidos de ese año. Sus proyectos arquitectónicos buscan siempre nuevas formas y espacios entre naturaleza y artificio.

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