Rialto Residences

La torre residencial de 14 pisos propone una densidad más baja de lo habitual en la zona, con seis tipologías de apartamentos de una y dos habitaciones, los cuales oscilan entre 73 y 117 metros cuadrados. La planta baja se levanta unos cuantos pies por encima del nivel de calle, en ella se ubican el vestíbulo, las áreas administrativas y las de servicio; las unidades residenciales ocupan el resto de los niveles de la estructura. Las jardineras que delimitan la entrada aportan calidez al proyecto.

El volumen, un bloque compacto, abierto y aireado, constituye una apuesta por los materiales tradicionales —en este caso, el ladrillo— utilizados como segunda piel, una manera inusual en esta tipología arquitectónica. Los paneles calados están hechos de ladrillos horneados en leña —lo que le hace más resistente— traídos desde Jarabacoa. Los paneles se armaron abajo usando un bastidor y pasadores metálicos para darles rigidez. Su colocación sobre la fachada en los diferentes niveles responde a una composición aleatoria de la torre. Este sistema de revestimiento de ladrillos se destaca sobre el enlucido pintado de negro, que minimiza la presencia del volumen y hace que la piel gane más presencia. Esto confiere a la torre un sello propio que se distingue en el entorno urbano, tanto por su color como por la calidez que proporciona esta materialidad tan artesanal.

Dos de los criterios más importantes que influyeron en el diseño arquitectónico fueron 1) la concepción del edificio primando la aleatoriedad de los elementos de detalle y 2) la concentración de la circulación vertical en el núcleo central para aprovechar vistas, luz y ventilación natural en cada unidad.